viernes, 22 de noviembre de 2024

LA MÚSICA Y TÚ

 



Eres Música,

Alegría y Gracia.

Desde la infancia


dormías al ritmo

de Nanas maternales,

fabricaste sueños.


Las Claves de Sol 

Fa fueron tus amigas

inseparables


de estudios

en Caracas y Viena,

Cuna Musical.


Al compás de valses,

sonetos, estudios,

danza tu vida.


Hermosa impronta

de notas, compases;

melodías, ritmo.


La Música y Tú,

nos regalan siempre, 

nos deleitan hoy.


Caracas, 22 de noviembre de 2024. Día del Músico.


IMAGEN: WEB






jueves, 14 de noviembre de 2024

AMOR INFINITO

 

Pequeño homenaje a Joao António Dias Pereira


Te recuerdo, Valiente
Guerrero lusitano.

Habitas en mí.


Voz firme, hermosa,

cálida sonrisa que

ilumina mi


vida. Evocación

de un pasado pleno.

Amor infinito.


Tu Cumpleaños

celebro hoy, catorce

de otro noviembre


amoroso y

 triste, por lo lejano.

Ahora Celestial.


Tu Memoria es

faro que guía mi ruta.

Regalo de Amor.


Caracas, 14 de noviembre de  2024




sábado, 2 de noviembre de 2024

ELLOS

 


Bellas historias

alimentan el alma

de reencuentros 


con soñados y

  amados Personajes

del pasado.


Ellos iluminan

nuestra vida terrena

desde lo Alto.


Ellos nutrieron

infancias, juventudes

y la madurez


que viaja hacia

futuros tiernos abrazos 

 celestiales,


mientras la nostalgia

hoy añora las presencias 

amadas, silentes,


que atesora 

el Cielo como estrellas.

Guías protectoras.


Caracas, 2 de noviembre de 2024



Foto: MPG 

IMAGEN: WEB


miércoles, 30 de octubre de 2024

UN NIÑO LLAMADO JOSE GREGORIO. POR REBECCA E. FERMÍN CAPECCHI

  


UN NIÑO LLAMADO JOSÉ GREGORIO

José Gregorio...
Ven ya a comer.
Embelesado
Se encontraba en el jardín
con una pequeña lupa, maravillado.
Ven a comer José Gregorio!
Absorto
entre las mágicas líneas de algún, libro soñaba mundos
¡A comer José Gregorio!
Niño travieso
estaba entre sacos. esos que traían verduras, comestibles

Se imaginaba con trajes de buen porte

Caramba  José...
¡Ven a comer ya!
En qué lugar estaría envuelto entre sonidos
que sus labios emitían cual susurro de notas musicales
José... ¡Ven a comer!
¡Estoy con el gato mamá, que se hizo una herida!
¡Ven ya a comer, mi niño guapetón!
¡Ah caray!
Seguro, José Gregorio en su cuarto abstraído quedaba
Elevado en entrega a su oración mística.
Así creció mi niño
de curioso saber y gigante corazón
Con alas hacia el cielo y en caminos de tierra
Entonces, ya grande
Convertido en un afanado investigador,
científico, escritor, médico, músico, sastre.
De hablar idiomas fuera del nativo
¡Tenía que comunicarse con otros hermanos!
Ferviente creyente que en Monasterio, quiso servir al Señor
destinado estaba hacerlo de otra forma
¡Ven a comer José Gregorio!
Escuchaba…
En emotivo encuentro iba a comulgar
con el  llamado de Dios
Era el niño ya médico
Dr. José Gregorio Hernández.




Rebecca E. Fermín Capecchi
Panamá, marzo 2023









IMÁGENES: WEB

lunes, 28 de octubre de 2024

FELIZ CUMPLEAÑOS, JOSÉ GREGORIO

 



     Hoy, 26 de octubre, el Beato Dr. José Gregorio Hernández, , el Santo Médico de los Pobres, cumple 160 años de vida terrenal y celestial, por lo que su Cumpleños se celebra por todo lo Alto en los Cielos y en la Tierra. Como todos los años las Iglesias de Venezuela y el Mundo,  celebran misas en su honor.

     Nunca olvidaré la vez que visité la Isla de Madeira, en 1981 e hice un tour por los alrededores. Cuando paramos en Campanário, después de almorzar en un agradable restaurante típico, el guía turístico me pidió que lo acompañara, pues si era venezolana, como él ya sabía, no podía dejar de visitar una casa que me sorprendería. El misterio me intrigó y le pregunté por qué ,y no me contestó. Sonrió y me pidió que lo siguiera. Entusiasmada, fui tras él, a pie, por una avenida con unas quintas de lindos jardines. Tocó el timbre en una de ellas, y los dueños nos hicieron pasar, muy sonrientes y nos solicitaron que los acompañarámos al jardín. A los pocos pasos nos detuvimos ante una estatua tamaño natural del entonces Siervo de Dios, Dr. José Gregorio Hernández. Mi emoción fue inmensa al verlo parado  con su traje negro y su bombín, entre el follaje,  y escuchar de los propios dueños de casa, unos portugueses, quienes, después de vivir varios años en Venezuela, y volver al terruño lusitano, quisieron demostrarle al Médico de Isnotú, Estado Trujillo, Venezuela, su inmenso agradecimiento por los muchos favores de salud recibidos , Y cómo serían  los cuidados del Santo galeno venezolano a esa familia lusitana, que ameritara una estatua del tamaño de un Milagro.

     La imagen que está ahora en la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en Santa Fe Norte,  me recuerda aquella del Siervo de Dios, Dr. José Gregorio Hernández, quien nos recibió, junto a los agradecidos portugueses, en el jardín de su casa, en el hermoso pueblo de Campanário, (Ribeira Brava), Madeira, en Portugal.
     
     Es casi seguro que todavía, también hoy allá, José Gregorio celebre su Cumpleaños con sus fieles  y agradecidos amigos lusitanos y su descendencia.



Campanário (Ribeira Brava), Madeira, Portugal.


IMÁGENES: WEB.

viernes, 25 de octubre de 2024

UN TARDÍO VERANO

Ponte Vecchio- Foto: MPG.

     

Cuento enviado a: "Concursos. ...historiasdeverano, concurso de relatos 03 Jul. 2023 /ZENDALIBROS.COM  ...historiasdeverano". 


UN TARDÍO VERANO


      Inicié, al fin,  después de veinte años, mi anhelado viaje de vacaciones  a Florencia, ciudad  en la que un gran amor de juventud dejó una fuerte impronta en mí. Este breve romance, de sólo seis meses con Pietro, tuvo un final tan brusco y triste, que lo convirtió  en una quimera difícil de olvidar. Pero, el tiempo, bálsamo divino, abrió un nuevo capítulo en mi vida, pues  cuando estudiaba Economía en la Universidad, conocí a Carlos, un compañero de estudios,  nos hicimos novios y nos casamos al terminar la carrera. Luego, nuestra felicidad la completó  el nacimiento de  Carlos Alberto, nuestro hermoso hijo.

     Cuando realicé el viaje a Florencia, hacía  tres años que me había divorciado de Carlos, después  de dieciocho años de matrimonio, y me desempeñaba como Gerente de Finanzas en una empresa internacional, por lo que mi posición económica era estable. Pero pronto  mi hijo se graduaría de Médico en la Universidad Central, y  haría un Post Grado en Estados Unidos, según me había manifestado. Así que me quedaría sola. Esto me preocupaba, necesitaba realizar un balance en mi vida, viajar, para poner mis ideas en orden. Y, llevada por los recuerdos, me fui a Italia.

 

      Al llegar a Florencia  recorrí  los lugares que tantos recuerdos me traían: el Ponte Vecchio, la Piazza de la Signoría,  la Galleria degli Ufizzi, el Palazzo Pitti.  Luego de mucho andar, busqué el  Caffe Rivoire , frente a la Piazza Della Signoría, el mismo en el que conocí a Pietro. Me senté a la mesa ubicada hacia la esquina del local, el mismo sitio que ocupé  aquella lejana tarde. Ordené  un Capuccino.

 

      Ese lejano día veraniego almorzaba sola, cuando un chico alto y moreno se acercó para preguntarme si la silla frente a la mía estaba ocupada. Le contesté que no,  me extrañó la pregunta, pues las mesas adyacentes estaban casi vacías.. El joven pareció leerme el pensamiento, pues acto seguido me explicó, a modo de excusa,  que era algo  triste tomarse una café solo, y como imaginó que yo necesitaba compañía decidió presentarse.
     -Me llamo Pietro Allegri ¿Y usted? –   Le dije que mi nombre era Estefanía Pagal.


    Para mi asombro, sin más preámbulos,  tomó asiento delante de mí  e  inició la típica conversación trivial sobre el estado del tiempo. Más tarde, por fortuna,  la conversación se tornó amena, y nos despedimos con los respectivos cambios telefónicos para continuar nuestra incipiente amistad.

  

     Salimos varias veces, pues en ese entonces yo tomaba un curso de italiano, como parte de un intercambio estudiantil entre algunas universidades internacionales. Luego, Pietro y yo nos enamoramos y nos hicimos novios.   Ambos éramos muy jóvenes y veíamos el futuro  luminoso. Mi curso terminó en febrero  y tuve que regresar a Caracas. Nos escribíamos con frecuencia, pero luego de unos meses los correos por parte de. Pietro comenzaron a hacerse menos frecuentes, lo mismo que sus  llamadas,  hasta que terminaron por detenerse y originar la ruptura de nuestra relación. En aquel entonces, estar conectada a Internet suponía una suscripción costosa, pero,  yo la cubría gustosa con mi mesada, al igual que mi conexión al móvil, en aras al amor.  Mi tristeza crecía al no comprender la causa del silencio del  italiano. Tiempo después  le escribí a un amigo común y me enteré  que Pietro  se había casado hacía poco con una chica rumana que estudiaba con él Negocios y Administración, en la Universidad de Florencia. Entonces el dolor se intensificó cuando supe la razón de la ruptura. Estaba inconsolable. Al año siguiente le escribí por Navidad, pero Pietro  nunca  respondió el saludo. Fue la última vez que supe de él, y como dije antes, continué con mi vida. Hoy esa triste historia de amor cumple ya veinte años.

 

    Esas eran mis reflexiones, mientras tomaba el desayuno. Pensaba en las jugadas del Destino. Entonces, de pronto, tuve una corazonada. Sentí una fuerte emoción, una alegría que borró las tristezas.  Entusiasmada,  me dirigí  al Palazzo Vecchio, y  mientras caminaba hacia el maravilloso museo, escuché  la entrada de un mensaje de Skype en mi móvil. Lo abrí y el remitente hizo acelerar mi ritmo cardíaco al leer el siguiente mensaje en italiano:

 

“Buenos tardes,, si  eres Estefanía Pagal, y estuviste en  Florencia, en el verano de 2000,  hace veinte años, por favor, responde este mensaje.  Quiero saber de tí. Soy Pietro Allegri, de Florencia.”

 

 Y acto seguido respondí:

 

“Si, Pietro, soy Estefanía Pagal, la misma persona que conociste en Florencia en el verano de 2000, y ahora estoy en Florencia  de vacaciones.´´

 

      En el momento del reencuentro lo negativo se olvidó, sólo contaba el alegre presente   Pasada la euforia de vernos de nuevo,  cada uno hizo el recuento de su propia vida. Al  mío siguió el suyo: Pietro se había divorciado hacía cinco años. Tenía una hija, Chiara, que estudiaba Ingeniería de Sistemas en Londres.  Luego, resurgieron el amor y las ilusiones, pero de pronto, cuando hacíamos planes para tener un futuro juntos a corto plazo, un zarpazo inesperado nos detuvo: llegó el Covid-19, y se instaló  la pandemia sobre la faz de la tierra. Muchas familias en el mundo sufrimos la tragedia del Coronavirus, Todo se hizo difícil y doloroso. Entonces, ante la imposibilidad de viajar, por el cierre de las fronteras, sufrimos el claustro  de una cuarentena obligada; nos comunicábamos por teléfono y por las redes sociales, como el resto del mundo.

 

     Pero ahora,  a pesar de que el peligro de la pandemia continúa, y lo hará por muchos años, al menos Pietro y yo estamos juntos. Luego de infinitas llamadas, y  dos o tres viajes realizados entre Italia y Venezuela, cuando éstos se hicieron posibles, la boda de Pietro y mía se celebró en Florencia  este caluroso  mes de julio de 2023, en presencia de nuestros  familiares y  amigos. Las bendiciones  del Creador, para quien sólo  el bien de sus hijos es prioritario, se presentaron, al fin,   en  el  tiempo perfecto:   un tardío  verano de nuestras vidas.

 

IMAGEN: WEB.

Myriam Paúl Galindo. Caracas, julio 2023







domingo, 22 de septiembre de 2024

ESCÚCHANOS, SEÑOR

 

 


Tiempo presente,

arrastras del pasado

bellos momentos. 


Inolvidables

decenas de años que

nos ayudaron

                

en nuestro viaje

del inquietante hoy

al futuro incierto,


Dios, nos acompañas

junto a Tu Madre

a puerto seguro


en un mañana

próspero y hermoso.

Dios, Bendito Seas.


Desde nuestra

Tierra de Gracia, rogamos.

Escúchanos, Señor.

             

              


  IMÁGENES: WEB


 


miércoles, 11 de septiembre de 2024

VIRGEN DE COROMOTO, "ORA PRO NOBIS"

 

Hoy es tu Día,

 Virgen de Coromoto, 

bella Señora.


Eres Patrona 

de nuestra Venezuela

y de la Diáspora


venezolana

sobre la faz terrena.

Cubres el Mundo


por cada corazón

que tu bendición implora,

Madre amorosa.


Tu cálido manto

tricolor con las estrellas,

nos iluminan.


Ave María,

Virgen de Coromoto.

"ORA PRO NOBIS"


 Caracas, 11 de septiembre de 2024




     

 

 

viernes, 23 de agosto de 2024

HAIKUS DE LA TRISTEZA Y LA ESPERANZA

 


Duele el alma.
Lanzas muy afiladas,
hoy la traspasan.

Hondas tristezas 
pueblan mi espíritu.
Dios, ven conmigo.

El alma llora,
cuando gritas, corazón,
el nombre Divino.


Y reverdecen
cientos, miles de ramas ,
brotan pimpollos.

Se va la lluvia
con la negra tormenta.
El sol asoma.

Sonríes, cielo.
Entre algodones se
 filtra el oro.


Vías frondosas
cruzan el globo,  vienen
las almas nobles.

Ya la Juventud
emprende los caminos,
ilusionada.


Caracas,  23 de agosto de 2024.





domingo, 14 de julio de 2024

DOS LATITUDES

 

                                                                              Foto: MPG

Trae la tarde

bellas reminiscencias 

de años felices


en la lejana

   y  atrevida juventud.

Ojos del tiempo.


Caleidoscopio

de mágicas escenas

alegres, festivas,


de largos viajes 

tierras hermosas y

desconocidas.



Horas felices

de eventos familiares

en este Planeta.


Cielos y Tierra 

celebran  hoy viajes, fiestas,

en dos latitudes.




        IMAGEN: WEB










miércoles, 19 de junio de 2024

TIESTOS DE BARRO

 



   Surgen las nostalgias,

presencias del pasado.

Amadas ausencias.


Revolotean 

en mi alma, recuerdos

de alegrías


y también tristezas,

como pájaros en mi 

ventana abierta.


 Llegan momentos

vívidos, claros, desde

 las profundas


sinuosidades

de la mente y el alma. 

Son tiempos idos.


Montañas hermosas

envueltas en brumas.

Reminiscencias.


Frescos aromas

de flores sembradas

en tiestos de barro.



Dibujo: MPG


IMAGEN: WEB







jueves, 23 de mayo de 2024

ALLI HAY UN MENSAJE

 


     Cuando María del Valle vino al mundo en  Porlamar, la noche del 24 de mayo de 1528, ayudada por su abuela materna, doña Encarnación, la comadrona,  lo hizo entre grandes manifestaciones de júbilo:

-  Qué color tan lindo tiene esta criatura, Dios mío!- dijo la tía Juana.

- Tiene la nariz perfiladita como mi padre – comentó la comadrona.

-  Y el pelo liso de mi madre – logró balbucear la adolorida parturienta.

-¿Y dónde me van a dejar a mí?- agregó Diego Rodríguez, el padre, mientras se acercaba a la recién nacida- ¡Tiene mis pulmones!

    - Ahora veremos cómo será ella realmente cuando crezca y se haga una mujer- suspiró  su progenitora, mientras la cubría de besos al acurrucarla contra su pecho. El calostro parecía atraer, con su mágica fórmula a la criaturita, pues abría la boca con insistencia, al buscar el pezón entre la sudada camisa de la madre.   

        -   Bueno, ahora demos gracias a Dios y a la Virgen del Valle por habernos traído con bien a María del Valle. -dijo el padre, cuando abrió la botella de ponsigué, que ofreció a los presentes. - Brindemos por ella y por Jacinta, mi mujer, quien junto conmigo, preparó su viaje a la Isla de Margarita. - Y, al decir estas palabras, el padre  levantó la copa.

      Los antepasados de la recién nacida, según manifestaban sus familiares, eran pescadores de perlas que habían llegado a Margarita, guiados por la propia Virgen del Valle, cuando el maremoto asoló la isla de Cubagua. Y por supuesto que la chiquilla había heredado de ellos muchos de sus genes,  como Dios manda, pero quizás en su deseo de tener algo propio, la chica desarrolló una personalidad muy peculiar. Quería ser única en todo lo que se proponía. De pequeña corría por las playas de Porlamar en busca de caracoles y conchas marinas. Se zambullía de cabeza en las  aguas profundas y azules de la bahía.  Era muy curiosa, le gustaba aprender, preguntar, y tanto, que ella misma se dirigió al  Convento de las Monjas del Señor para solicitarles la aceptaran, como alumna, pues quería conocer, según ella misma les manifestó, de religión y de letras. Gustaba también de cantar en la iglesia y fuera de ella,  frente al mar con los pescadores. Con el correr del tiempo y en  más de una ocasión, las monjas le encontraron entre las faldas libros prohibidos, vedados a una mujer de bien, y más aún, a una señorita decente.

 


     -¡Qué muchacha tan traviesa es  María del Valle, doña Jacinta, no sabemos de dónde saca esta niña esos sucios libros prohibidos, por Dios. Si ella no se comporta como corresponde a una joven de su edad, vamos a tener que  rogarles que no la envíen más al convento – se quejó la Madre Superiora con tono severo.

      Lo que nadie se imaginaba, era que la chica engatusaba a las criadas de otras casas, para que le prestasen los libros  de las bibliotecas de sus señores. La de su padre contenía sólo textos de comercio y de religión. Y las pocas novelas que había, ya hacía tiempo,  se las había leído. Fue entonces cuando, luego de la amenaza de a monja, los padres le ordenaron a su hija  colaborar con  el trabajo de las perlas. Creían ellos que la ocupación mantendría alejada a María del Valle de lecturas pecaminosas.

     La tarea  consistía en separar las cuentas por su tamaño, forma y oriente, labor que hasta ese momento sólo  realizaban la madre, la abuela, y dos criadas, en un anexo del bohío que habitaban  frente al mar.  Pero la jovencita, mientras hacía oficio, daba rienda suelta sus sueños, y en sus horas de descanso, leía a escondidas. Pensaba en un nuevo mundo distinto al que ella conocía. Había aprendido en los libros, que más allá del horizonte azul, existían tierras y culturas diferentes. Además, lo sabía  por el negocio de las perlas. Por ellas venían bergantines franceses, ingleses y holandeses. Su tripulación la conformaba gente distinta a la suya. Entonces, de nuevo, se despertaba en ella una gran curiosidad. ¿Cómo sería ese mundo desconocido? ¿Alguna vez lograría ella conocerlo?

      Pasó el tiempo y cumplió quince años. Aceptaba los piropos de los jóvenes pescadores con un placer hasta ahora desconocido, cuando iba a llevarles a su padre y a su hermano las viandas del almuerzo. De vez en cuando descubría en la mirada de los marinos de los bergantines un ardor parecido al que ella veía en los ojos de los pescadores.  Entonces ella misma sentía que la sangre le corría más rápido por la venas. “¡Jesús! ¿Qué será esto que siento y me alegra tanto?” se preguntaba cada vez que coqueteaba con ellos. “¿Qué será? -Se preguntaba, mientras estrenaba sensaciones nunca antes experimentadas. pero que le gustaban mucho. Y volvía siempre a preguntarse: "¿Qué será?", cuando pensaba, por ejemplo,  en Chúo García, el pescador moreno, que le silbaba al pasar ella por la playa.

    Una noche soñó que venía de llevarles al padre y al hermano el almuerzo, cuando se desató una tormenta. Trató en vano de cobijarse bajo una casa abandonada, pero por el techo se colaban la lluvia, y el viento soplaba , al arrancar las viejas ventanas. Cruzaban por el cielo rayos y centellas y las olas llegaban hasta las puertas del bohío, hasta aflojar las bisagras. Entonces ella se acurrucó bajo un alero, a la espera de que escampara. Una vez que amainó la lluvia, regresó a casa por la playa. A lo lejos, divisó un bulto. Tenía miedo,  pues no sabía de qué se trataba, pero aún así,  se acercó con mucho sigilo, y el terror la invadió cuando descubrió que era un hombre tendido en la arena. Parecía dormido. Lo extraño era que vestía un uniforme rasgado, que parecía haber sido azul, ahora rasgado y bañado por las olas.  Con gran cuidado se acercó y vio que su rostro, cubierto por una  espesa barba, tenía una profunda herida en la frente. Era joven, rubio y respiraba con dificultad. De su agitado pecho pendía una cruz plateada. La chica intentó ayudarlo, y le acercó la pimpina de agua a la boca, entonces  el joven, agradecido, le sonrió. Ella quiso limpiarle la herida con la manta, pero cuando iba a hacerlo, despertó en medio de la noche, asustada y sudorosa. 

     Consternada por el sueño de la noche anterior, la chica se lo contó a la madre al día siguiente, cuando la ayudaba a preparar el desayuno a los hombres de la casa, que se alistaban para el trabajo. En ese momento entraron el padre y Diego, el hermano mayor, quienes se enteraron sin querer del sueño de  la chica.

      -  Rezaste tus oraciones antes de dormir?– Preguntó la  madre al servir el pan.

     -  Creo que quizás te excediste con algún dulce antes de irte a la cama – comentó el padre, mientras tomaba el café - las pesadillas muchas veces son por esta causa. Por otra parte no es época de tormentas. Tranquilízate, hija mía, tranquilízate.

     - Pues yo pienso que como siempre peleas mucho conmigo  – comentó Diego - has tenido un castigo bien merecido.

     - No molestes a tu hermana, hijo. Aliméntate bien. Nos espera mucho trabajo. Mira que zambullirse y bucear en el Mar Caribe para extraer perlas, requiere de muy buenos pulmones. Pronto llegarán los bergantines holandeses, franceses y creo que  antes de finales de año,  también los ingleses.

        -  ¿Y quién le ha contado estas novedades, padre? – preguntó su hijo sorprendido ante tal  perspectiva.

         -    Don Jaime, el nuevo español de la empresa, quien, como ya sabes, me nombró Capitán. También lo comentó Gonzalo, el piloto de la canoa. Debemos tener lista la extracción de perlas para venderlas a los extranjeros a fin de año.

      En vista de que la conversación tomaba otro giro, por las preocupaciones de trabajo del padre, María del Valle no hizo más preguntas. Decidió, en cambio, satisfacer su curiosidad,  sobre el sueño, con el párroco. Así que se tomó su mantilla,  el devocionario y se dirigió a la casa parroquial a confesarse con el Padre Ángel. En esa casa funcionaba ahora la Iglesia, luego de que los piratas destruyeran y saquearan la Iglesia de San Nicolás de Bari, que en esos momentos se hallaba en plena reconstrucción.

      Ya en el confesionario la joven le contó al director espiritual su experiencia onírica, y él la escuchó con mucha atención. Luego de hacerle varias preguntas parecidas a las que le hicieran sus padres, optó por decirle , esta vez con gran seriedad:

      -   Hija mía, allí hay un mensaje, no cabe duda de que lo hay, pero no soy yo quien pueda interpretarlo. Le toca a usted misma descubrirlo. Quizás le tome un tiempo encontrarlo, pero lo hallará, hija mía, seguro que lo hallará. Y, al decir esto, le dijo la penitencia a cumplir y la bendijo.

      Consternada con la novedad, la muchacha regresó a casa pero en el camino se encontró con su prima Antonia, quien le pidió la acompañara hasta el mercado. Como la notara tan silenciosa, contrario a la naturaleza alegre de la prima, le preguntó:

      -  ¿Qué te ocurre,  María del Valle? Pareces preocupada ¿Tienes algún problema?

     -   No, Antonia, gracias a Dios, no pasa nada -contestó todavía cabizbaja.

     -  ¿Entonces por qué esa cara de “a mí me pasa algo”?

    -  Bueno, es que el Padre Angel me dijo que, en un sueño que tuve anoche, tengo un mensaje, y, por más que pienso, no sé cuál podrá ser.

     -    Si me lo cuentas, quizás pueda ayudarte, prima.

     Y fue así  como, de nuevo, el sueño fue develado por tercera vez.

      Ambas chicas realizaron varias hipótesis, pero ninguna parecía del todo razonable. Entonces Antonia, mientras revisaba algunas  verduras para un sancocho,  llegó a la siguiente conclusión:

    -  Lo que yo creo, prima, es que, es posible que recibas una sorpresa, porque en el sueño ya la tuviste. ¿No lo crees?- 

    -  Sí, es posible que sea eso, Antonia. Pero no nos preocupemos más. Dios dirá.- Concluyó María del Valle, ya un poco cansada de pensar en el sueño.- Dejemos las cosas en manos de  Él y la Virgencita del Valle, pues ellos conocen nuestro Destino. Ya sabrán que es lo que nos conviene.-  Y así, en medio de risas y bromas se despidieron.

  A finales de año, el trabajo aumentó. Se aproximaban las navidades y la venta de las perlas  incrementaría, por lo que era necesario dedicarse sólo a la tarea de clasificar las  perlas. Por eso la joven trabajaba hasta altas horas de la noche, y  para que su madre se retirara temprano a descansar.

      Una noche que María del Valle trabajaba en el bohío, ya muy cansada, decidió volver a casa. Amenazaba lluvia, cerró la puerta trasera, que daba a la playa para facilitarle a los clientes la venta de las perlas. En el camino se desató la lluvia. No se veía ninguna estrella y los truenos no cesaban de sonar;  los relámpagos le abrían camino a los truenos en los cielos caribeños. El viento le levantó las enaguas y jugó con sus largos cabellos negros.  Entonces, apresuró el paso envuelta en la manta que llevaba, pero arreció tanto que tuvo que esperar a que escampara en la cabaña donde guardaban las redes, pero por el techo de palma se colaba el agua. En una escampada la muchacha corrió hacia la casa. Todos dormían hacía rato. Ya en el cuarto cerró la ventana con fuerza para que no entrara el agua, y se metió en la cama, muy cansada y se sumergió en un profundo sueño. 

     A la media noche, un ruido en la ventana la despertó, luego recordó que  había cerrado muy bien los postigos, y volvió a quedarse dormida. No había pasado mucho rato, cuando esta vez sintió de nuevo ruidos en la ventana. Entonces encendió una vela  y la acercó para ver qué pasaba. Se hizo un silencio de pronto, y volvieron los toques, regulares, esta vez, y se asustó. Alguien estaba al otro lado, pensó temerosa, y aguardó. Como los toques continuaran, se subio al poyo de la ventana, y con mucho sigilo abrió el postigo. Se sintió estremecer. Afuera estaba un joven, empapado y tiritando. Tenía la cara muy pálida cubierta por una espesa barba, y en la frente, una profunda herida sangrante. Sus ojos, al igual que una cruz que le pendía del pecho, brillaban a la luz de la vela, mientras se asía con fuerza a los barrotes, pues desfallecía. A pesar del temor que le producía la extraña situación María del Valle salió en busca de sus padres para ayudarlo y lo hicieron pasar a la casa. Mientras su padre lo curaba, el joven explicaba en francés, cómo el bergantín en el que venía,  había zozobrado en las playas de Porlamar.

     A la muchacha le cautivaron los gestos, y  expresiones de gratitud de Jean Pierre Cusot, como dijo llamarse el joven marino, a la familia, cuando le curaron la herida y le ayudaron a recuperar la salud. Gracias a su deseo de aprender, María del Valle pudo traducir a sus padres lo que expresaba el joven, pues Sor Francine, una monja francesa del convento, le había enseñado su propio idioma a la inquieta jovencita. 

   Pasaron los meses, y  María del Valle y Jean Pierre se entendieron tan bien, no sólo en francés y en español, sino en el arte del amor; por tal razón,  decidieron unir sus destinos, la víspera de Navidad, de 1545, en la Iglesia de Nicolás de Bari, de Porlamar, ya restaurada, Gracias al Señor, en aquella hermosa boda. 


 

        " Margarita, la Perla del Caribe - Steemit".

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