reunión familiar.
Flores hermosas
adornan la casa, y
son bromelias.
La brisa sopla,
se mezclan aromas
de Amor y Vino.
Ritmos caribeños:
se escuchan sones,
boleros, danzones.
Paz, armonía,
belleza dominical
en la morada.
De pronto, cambio:
un Vals Venezolano
baja del Cielo.
Y sin avisar,
las notas fluyen, miles de
gemas musicales
lo llenan todo:
brillantes y rubíes
del pentagrama,
en armonía,
iluminan las almas
de tu familia.
Del Cielo bajó
la Mágica Presencia:
tu Impronta dejó.
Breve visita:
el Vals Venezolano
partió como vino.
Envuelto en nubes,
notas del tiempo eterno,
bello, maternal.
Y, una vez más,
cadencias caribeñas
volvieron a sonar.
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