Diez años hace
que nos dijiste "adiós,
me voy de viaje,
pero regreso
ya junto a mis hijos,
nietos, bisnietos".
Nunca tu alma
nos abandona, nunca
y lo sentimos.
Desde Arriba
ves el sufrimiento que
hoy nos aqueja.
Imprimes fuerza
a nuestros ánimos y
¡Dios! nos consuelas.
También despejas
los venenosos gases
de la contienda
injusta y vil
que azota al pueblo
de Venezuela,
cuando pedimos
justicia y libertad,
y nos atacan.
Cuídanos siempre
que la necesidad nos
toque la puerta.
Tus bendiciones
señalan nuestros pasos
desde el Cielo.
Caracas, 27 de abril de 2017