MI FLAMANTE ESCRITORIO |
Al inicio de mi trabajo en la OPEP , se acostumbraba celebrar cada lunes por la tarde una charla o Lecture. Generalmente, que recuerde, la dictaba el propio Secretario General. Como en ese entonces la sede de la organización estaba ubicada en un viejo edificio de Brücknerstrasse, frente a la Embajada de Francia, y éste tenía poco espacio, estas conferencias se celebraban en la Biblioteca. Una gran mesa modular, permitía a los asistentes sentarse cómodamente a ella. En vista de que mi escritorio quedaba al frente y junto a una de las ventanas, yo prefería escuchar la charla de turno desde allí, y observar la ronda masculina en sus sillas azules. Desde ellas llegaban a mi palco particular frases en árabe, iraní o español antes de que hiciera su entrada el Secretario General, quien se dirigiría a nosotros en inglés, idioma oficial de la Organización.
Un día el doctor Aníbal Martínez, geólogo venezolano –en ese entonces Jefe del Enforcement Department -quien junto con el abogado Humberto Adrianza Rincón, del Legal Department y quien suscribe, del Information Department, formábamos la cuota de personal venezolano del Staff de la Organización- me preguntó extrañado por qué no escuchaba las charlas sentada a la mesa como los demás miembros del Staff. Como le respondiera que me sentía muy cómoda, haciéndolo desde mi escritorio y darle de esta manera sitio a algún otro participante, me contestó que eso no estaba bien, pues mi lugar estaba junto a mis compañeros del Staff de la Organización. Cuando , con cierta timidez, le argumenté que yo era la única mujer del grupo, el Dr. Martínez argumentó que eso no me impedía participar en ella, y que la próxima vez quería verme sentada a la mesa y no junto a mi escritorio.
Como comprendí que mi compatriota tenía razón, al lunes siguiente me sumé al grupo, según lo aconsejado. Y sucedió que cuando ya se había iniciado la charla presidida por el Secretario General, tocaron a la puerta de la Biblioteca, que estaba próxima a la silla donde estaba sentado el alto ejecutivo árabe, por lo que él mismo tuvo que pararse para abrirla. En el vano de la puerta apareció María, la señora que traía el carrito con los refrigerios, y sucedió que, al momento de pasar, éste se atascó, impidiéndole continuar, por lo que ella, muy confundida, me dirigió una mirada suplicante al otro extremo de la mesa, donde me hallaba, solicitando mi ayuda. Cuando me percaté de su señal, quise pararme para ir en su auxilio, pero al intentarlo, la orden visual del Dr. Martínez congeló mi intento, por lo que tuve que sentarme de nuevo. Interpreté su mirada como una indicación de que había otras personas que estaban cerca de la puerta que podían auxiliarla y no expresamente yo. Fue entonces cuando el propio Secretario General y otro de los asistentes la ayudaron a pasar el refrigerio. Al terminar la conferencia, pude observar que Aníbal Martínez se mostraba satisfecho de que yo hubiera seguido su consejo al unirme al grupo del Staff y comportarme como un miembro más, lo que significaba que yo era una mujer en igualdad de condiciones a los asistentes masculinos a los Lectures semanales.
NOTA: El Dr. Aníbal Martínez, luego fue Jefe del PR & Information Department al cual estaba adscrita la Biblioteca que yo dirigía. El es un hombre de quien guardo muy buenos recuerdos por su gran inteligencia, su preparación y su sentido de justicia. Un gran gerente con alto prestigio y reconocimiento dentro del personal de la Organización de Países Exportadores de Petróleos (OPEP).
Caracas, 11 de octubre de 2011
Excelente tu croniquilla. La he disfrutado mucho. Considero de muy alto nivel personal y profesional el análisis y la recomendación que te hizo el Dr. Martinez, así como su refuerzo durante la charla. Con seguridad que ese evento reforzó tu autoestima y la percepción del grupo con respecto a tu persona.
ResponderEliminarAntonio Valentiner
Un cambio de aspecto favorable para tu blog..!
ResponderEliminarTus crónicas siempre son interesante.
Seguimos...
miss América
Fue una lección que, viniendo de un hombre, ¡adquiere mucho más mérito! Meche
ResponderEliminar(Recuerdo mucho los libros de Aníbal Martínez, referencia obligada para los que trabajamos en la industria petrolera)