lunes, 5 de septiembre de 2016

NAVEGANDO EN EL BRAVO RIO DE VENEZUELA





     No podía perderme el maravilloso viaje que los venezolanos emprenderíamos al día siguiente, 1o. de septiembre por las calles del país, rumbo a la "Toma de Caracas". La salida del inmenso barco estaba pautada para las 8:00 a.m. 
    Me había puesto de acuerdo con varias personas del edificio donde vivo en Santa Fe Norte, pero imagino que el afán de salir pronto hizo que los grupos que se reunían junto a la vigilancia del edificio, se fueran yendo, unos tras otros para "encontrarnos abajo en  el Distribuidor Santa Fe", junto a la Autopista Prados del Este.

     Por fín salí con una amiga y vecina, quien a su vez tenía que encontrarse con otro grupo en la Bomba BP al comenzar la Ave. José María Vargas, también en el mismo distribuidor. La impaciencia corría por los teléfonos celulares, apremiando la llegada de los diferente grupos y de nosotras, a quienes también esperaban. Se ofrecían y pedían las colitas o aventones, como las llaman en otras partes. La gente bajaba de prisa, sin edad promedio.Todos apurados, urgidos de navegar en ese hermoso y bravo río venezolano  y abordar la embarcación  en la que cabíamos todos: " 1S LA TOMA DE CARACAS".


     Y al fin llegamos. Yo no podía creer la inmensa crecida del río humano que bajaba por la Autopista Prados del Este procedente de Los Teques, Santa Mónica, Cumbres de Curumo y Bello Monte, por nombrar algunas urbanizaciones. Eran oleadas blancas ondeando banderas. Una belleza de espectáculo, sólo que, al unirnos a la marcha, que iba a paso rápido, no daba tiempo casi a mirar hacia atrás. Había que estar atentos para no perderse entre la animada multitud que al ritmo de "Revocatorio ya", avanzaba desbordando las riberas del Distribuidor de Santa Fe Norte, desde donde nuevos pasajeros abordaban la inmensa y agitada nave que navegaba en la corriente que fluía de  muchos otros estados del país. Y no miento al asegurar, incluso por mi propio testimonio, que todos los tripulantes del "1S" llevábamos una fuerte carga de tristeza e impotencia, causada por el hambre, la miseria y la escasez. De allí la protesta de la gente al nefasto régimen dictatorial de Nicolás Maduro. Por eso nuestra solicitud por revocar a un ser diabólico que nos ha hundido en la más profunda destrucción y pobreza, al seguir un modelo económico copia fiel del aplicado por Fidel Castro en Cuba y que sólo está hecho para acabar con el bienestar de un pueblo en aras del Comunismo. Gracias a Dios el pueblo venezolano, en un 90% forma este maravilloso río humano que recorre las calles de Venezuela y que solicita el Referendo Revocatorio de un ser débil como Nicolás Maduro, quien como personaje de sainete barato, sucumbió a los cacerolazos de Villa Rosa en Margarita.

     Quienes salimos a la calle el pasado 1o. de septiembre, lo hicimos para exigirles al CNE fije la fecha para la recolección del 20% de las firmas necesarias para el Referendo Revocatorio y fijar la fecha del mismo, así como las de las Elecciones Regionales. Es prioritario revocar a Nicolás Maduro de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela en este año 2016, procedimiento establecido en nuestra Constitución, para que no se continúe destruyendo a Venezuela como se ha hecho en los últimos diecisiete años.

     Ese río bravo que recorrió las calles con banderas, pancartas que avalaban su justa solicitud, lo hizo en forma espontánea. Ese "...bravo pueblo..." que canta nuestro Himno Nacional salió a las calles,  porque se siente humillado por la hambruna que los carcome; por los niños que se mueren por falta de medicinas; por los presos políticos que llenan las cárceles de Venezuela por el único delito de no tener la misma línea de pensamiento que sigue el desgobierno, calcada de la castro-comunista. Ese pueblo se siente golpeado por la ya casi hiper inflación de los productos de la cesta básica; gente a quien no le alcanza lo que gana para vivir. Ese pueblo se siente humillado, porque en Venezuela no existe la Justicia, porque es perseguido por ir tras sus ideales de Libertad. Y ese pueblo maltratado iba representado por madres, hijos en los brazos de sus padres; mutilados que caminaban con la ayuda de sus muletas. Admiré a una señora de 97 años que iba en su silla de ruedas empujada por su hijo, y que dijo ser  la "Madrina de la Democracia", mientras aplaudía y ondeaba su bandera. No tenían miedo a los obstáculos que el oficialismo pusiera en el camino, interceptando el paso de los manifestantes en las calles.

     Y esto es tan cierto, que, cuando ya llegábamos a la altura de Las Mercedes, justo en la Calle Principal de Las Mercedes, los uniformados de la Guardia Nacional, apostada en la esquina,  nos lanzaron bombas lacrimógenas para impedir nuestro avance desde la Autopista Prados del Este hacia la Ave. Río de Janeiro. Por un momento corrimos desconcertados, pues los gases nos alcanzaron, pero luego de inhalar un poco vinagre de un trapo empapado, decidimos cruzar la calle y unirnos al resto del grupo que nos esperaba al otro lado, tan congestionados como nosotros y continuar en la corriente que desbordaba las calles caraqueñas hasta nuestro destino final, en la Río de Janeiro, donde ya se aglomeraba la gente. El río bravo continuaba incesante, su curso. Algunos descansábamos en los sofás amarillos de las aceras, mientras comíamos un helado y conversábamos sobre nuestras duras experiencias actuales. Tan tristes y comunes. Se encontraban viejos amigos y se abrazaban. Pero todos lo éramos en los cuatro puntos cardinales de Venezuela, aún sin habernos visto nunca.

     Una señora sentada a mi lado, me contó que venía de Los Teques y los guardias nacionales les interceptaron el paso a todos los autobuses que venían por la Panamericana, pero que los pasajeros se bajaron de los vehículos y continuaron a pie por la Autopista. A los guardias no les quedó otra alternativa -me dijo-, sino echarse a un lado de la vía y dejarlos pasar.

     -Estoy cansada de pasar hambre, señora. Yo trabajo en un automercado y le aseguro que aún trabajando en uno, no tengo nada qué comer. No llega nada. Ojalá se acabara esta situación pronto.
     
  Mientras tanto, el río desbordaba calles y aceras. Lo bañaba todo. Sin peligro para nadie. Tomaba Caracas.

El Himno Nacional lo cantamos a las 12:00 m. como estaba pautado que lo hiciéramos en toda Caracas. Los dirigentes de la MUD ya hablaban, lejos en la tarima. Se leía la agenda a cumplir en los próximos días para la obtención de la fecha del Referendo Revocatorio, tanto en la tarima ubicada al final de la Av. Río de Janeiro de Las Mercedes como también en las otras tarimas ubicadas en los otros puntos de encuentro: la Av. Francisco de Miranda y la Av. Libertador.  

Fue un momento de intensa emoción. Corolario de un histórico día lleno de Esperanza. 




                                                 

                           

Caracas, 4 de septiembre de 2016. 

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