jueves, 25 de julio de 2013

EL LAMENTO DEL POETA EN EL 446 ANIVERSARIO DE CARACAS


     No podría yo, por más que quisiera, explicarle a quien no haya vivido
o pasado una temporada en Venezuela, las vicisitudes que actualmente atravesamos quienes  la habitamos. Estas resultan incomprensibles en un país productor de petróleo. Nos hemos convertido en la tierra de las paradojas. Exportamos además mucho petróleo e importamos la mayor parte de los rubros básicos, porque no producimos casi nada hoy en día. Y todo porque el gobierno nacional, desde hace quince años, sigue una política económica equivocada que nos hunde cada vez más en la más absoluta pobreza. Reina la escasez.
CALLES DE ANTIMANO, MUNICIPIO LIBERTADOR
     Aunado a este problema vemos cómo Caracas y las ciudades del interior del país sufren un deterioro cada vez mayor: calles rotas, falta de electricidad tanto en los hogares como en las autopistas; la inseguridad impera en las calles y en las puertas de nuestras casas, y por si fuera poco, también andan muy mal parados los servicios de salud pública. Y todo porque el gobierno desde hace quince años persigue una revolución  socialista bonita que ni es hermosa, ni ellos la comprenden. Tienen como paradigma a Cuba, un país, que a diferencia del nuestro - y por generaciones- ha olvidado el verdadero significado de la Democracia. 

     Durante los cuarenta años que duró la nuestra en Venezuela, que yo recuerde, jamás tuvimos escasez y casi no se conocía la palabra inflación. Naturalmente que había muchos problemas. La corrupción ha existido siempre, pero jamás con la desfachatez con  la que se pasea ahora ella por Venezuela y el mundo.
HOTEL HUMBOLDT EN LA CIMA DE EL AVILA
     Caracas  fue una metrópoli muy bonita, dada su caprichosa topografía. El valle donde está nuestra capital yace a los pies de El Avila, montaña perteneciente a la Cordillera de la Costa,  que nos separa del mar. Esta hermosa Metrópoli siempre estuvo bien mantenida  por sus gobernantes en el pasado. Pero, lamentablemente ahora luce descuidada.

   Hoy, hace 446 años de la fundación definitiva de Caracas, por Diego de Losada, el 25 de julio de 1567. Triste aniversario para la cumpleañera  en estos casi cuatro siglos y medio de vida.

      Caracas tardó en expandirse. Al respecto dice Luis Alberto Paúl –mi padre- lo siguiente, en su libro “CARACAS. Una visión panorámica desde su fundación hasta nuestros días”, (Ediciones de la Dirección de Información y Relaciones Públicas de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas, 1983…” ) en la Segunda Parte. Pág. 21: “1940 -1983   La transformación urbanística de Caracas –ciudad estacionaria en este sentido hasta la desaparición de la dictadura de Juan Vicente Gómez –fines de 1935- parte de la década de los años cuarenta, cuando el país, libre ya del despótico sistema de gobierno que aquél había impuesto durante veintisiete años, comenzó a respirar aires democráticos. …”Y en la pág. 26 del mismo libro en"El Este, otra Caracas", acota lo siguiente: “Hacia el Este se orientó desde 1936 el crecimiento de la ciudad. En 1950 este desarrollo obligó a crear el Area Metropolitana, cuyos 336 kilómetros cuadrados cubre el valle de Caracas y la población del Distrito Sucre del Estado Miranda…” Y así Caracas continuó su desarrollo urbanístico.


   Por otra parte, Rosángel M. Avarez,  investigadora de la Universidad Simón Bolívar, en su trabajo: "Caracas: una ciudad de múltiples indefiniciones" (CONHISREMI, Revista Universitaria de Investigación y Diálogo Académico, vol. 5, No. 3, 2009), acota lo siguiente: "La ciudad de Caracas está definida como una unidad espacio de base jurídica compleja y superpuesta, donde coexiste una diversidad de autoridades ejecutivas (Gobernadores y Alcaldes) de distintos niveles de Gobierno y diferentes entidades (Distrito Federal y Estado Miranda, en medio de una indefinición de ámbito político administrativo..."

    Sumemos a esta complejidad, la de carácter político administrativo como lo es el que la Gobernación del Estado Miranda no reciba a tiempo el Situado Constitucional que les corresponde para que su Gobernador, Henrique Capriles Radonski, lo distribuya entre los municipios mirandinos. Esto afecta en forma directa a Chacao, Baruta, Sucre y El Hatillo, que junto al Municipio Libertador conforman la Gran Caracas, como se denomina hoy a nuestra ciudad capital. Sin embargo, el Municipio Libertador no se incluye en este grupo, como tampoco ninguno de los estados afectos al régimen.  A ellos les llega a tiempo su correspondiente Situado Constitucional.
CHACAO Y ALTAMIRA, ESTADO MIRANDA

     Tanto el Alcalde Metropolitano como los alcaldes de los municipios mirandinos  realizan verdaderos milagros para tenerlos bien dotados y hermosos con lo poco que reciben. Sin embargo,  las autopistas que unen la Gran Caracas no están mantenidas como debieran por el gobierno nacional, a quien le compete esta responsabilidad, como tampoco vela como debiera, por la seguridad ciudadana y la salud pública .
 Quizás después de leer estas reflexiones, comprendamos mejor el lamento del poeta venezolano,  Félix A. Espejo Padrón, por su ciudad, Caracas. Hace unos días, América Ratto y yo, visitamos a este gentil abogado, locutor y actor, en su local del Centro Comercial Santa Fe, cuando fuimos a comprar unas películas. En medio de una amena conversación sobre los temas y actores de los films, nos habló de su producción literaria y amablemente nos obsequió su bello Poema "MI CIUDAD", autorizándonos a publicarlo en la red. Disfrútenlo, amigos, pues es muy hermoso.


¡Y LO PUBLICO HOY, EN EL 446 ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA ANTIGUA SANTIAGO DE LEON DE CARACAS, A VER SI ALGUIEN DEL GOBIERNO SE CONDUELE DE  ESTA BELLA Y OLVIDADA CUMPLEAÑERA Y LE HACE UN LINDO REGALO, PUES SE LO MERECE!
                                        
El poeta Félix A. Espejo Padrón, nos dedica su poema "MI CIUDAD" y autoriza
su publicación. (FOTO: MPG)

                                             MI CIUDAD
 

                                Fui a pasear por mi ciudad
                                Llamada un día "La Sultana",
                                Y de llorar tuve ganas 
                                Al verla tan descuidada,
                                Sin encontrar la verdad
                                Y adivinar el motivo,
                                De que exista tanto olvido
                                En Caracas, mi ciudad.

                                Sus calles llenas de huecos,

                                Sus aceras destrozadas,
                                Sus casas no están pintadas
                                Lo que otrora era un suceso,
                                Por que a sus autoridades
                                No les importa el progreso,
                                Por lo que creo que es por eso
                                Que a pasear ya nadie sale.

                                Ya no hay parques donde ir

                                Todos desaparecieron,
                                Para los que no vivieron
                                Cuando se podía salir,
                                No saben lo que es vivir
                                En una ciudad hermosa,
                                Donde había gente dichosa
                                Que se sabía divertir.

                                Ahora llegó la violencia,

                                Ya no existen los vecinos,
                                Aquellos seres divinos,
                                Llenos de amor y decencia,
                                Prestos en todo momento,
                                Cuando surgía una emergencia
                                A ayudar con su presencia,
                                Solucionando el evento.

                                                       F. Espejo 


  

                                                           31-05-2013

IMAGENES DE CARACAS: WEB

jueves, 11 de julio de 2013

EL PAÑUELO AZUL


     Camino y camino y sólo veo el horizonte llanero. Me rodean gamelotes, pero ningún manantial. Mi cantimplora está seca y el sol reverbera. Hace poco me encontré una poza, pero estaba llena de babas, así que sólo me refresqué. ¡Ay, Dios, llevo andando cerca de tres horas y no me he encontrado a nadie! Sólo animalitos entre la maleza. ¡Pero, a lo lejos veo una casa! Acelero el paso, siento mucha sed. Toco la puerta y la abre una muchacha morena.
     -Buenos días - digo quitándome el sombrero.
     -Buen día – responde ella con la puerta a medio abrir.
     -Vengo desde muy lejos y quisiera que, por favor, me regalara un vasito de agua.
     -¡Sí, como no! Pase y siéntese, joven.
     - ¿Sería mucho pedirle que me de un poco de comida? Yo se la pago. Es que me queda mucho camino por delante, y quisiera llevar una reserva.
     - Justamente ahora preparo el almuerzo. Hago un hervidito que puedo compartir con usted.
     Observo a la muchacha que no debe de tener más de veinte años. Lleva un pañuelo marrón atado a la cabeza y  unas argollas plateadas la adornan, escondiéndose a ratos entre en el pelo negro azabache que le cae sobre los hombros.
     -¿Vive sola?
     -No, con mis hermanos que están en la faena.
     Se mueve con gracia, mientras me observa de soslayo. Sopla el fogón, y me trae una pimpina de agua y un vaso de barro.
     -Sírvase la que guste, además debe tener hambre.
     -Muchas gracias, la verdad, es que no quiero molestarla.
     -No es ninguna molestia, señor. ¿Cómo se llama?
     -Juan Luis Zerpa, para servirla. ¿Y usted?
   -Micaela Fuentes- dice sonriendo. Y agrega: falta poco para que esté lista la sopa. Ya le sirvo.
     Mientras espero, el olor que sale del fogón, me abre el  apetito. Observo la humilde vivienda. Una mesa de tabla con cuatro sillas, algunas imágenes de santos en las paredes de bahareque, y al fondo dos habitaciones. Las gallinas y los pollos se oyen en el corral y una se escapa y entra para picotear debajo de la mesa. Ella la espanta y el animalito aletea en medio de una gran algarabía.
     Me sirve un plato de hervido casi rebosante y lo acompaña con casabe. Le pregunto si no almuerza conmigo y me responde que lo hará más tarde, cuando lleguen sus hermanos. Me observa comer y me pregunta si me gusta, si le quedó bueno el hervido. Mi apetito acompaña mi respuesta. No dejo nada en el plato. Me ofrece más, pero no acepto. Un poco de pan o casabe será suficiente para el camino. Luego, me ofrece dulce de higos, y por último una gran taza de café como nunca más he probado otra. Un poco claro, aguarapado y con sabor a papelón. Me cuenta que el próximo año se va a estudiar, porque quisiera llegar a ser alguien importante. Yo le comento que también yo, pues no quiero seguir siendo peón de hacienda, que quiero surgir. 

      Llega la hora de la partida y le voy a pagar, pero ella no acepta; me dice que más bien cuando regrese le traiga un pañuelo azul. Se lo prometo, contento de poder verla otra vez. Me pregunta que cuándo regreso. Le contesto que en un mes. Me mira a los ojos y yo me hundo en la negrura de los suyos. Ambos sonreímos. Me llena la cantimplora y el thermo; también me da un poco de casabe. Beso su mejilla de terciopelo, como despedida. Ella la retira muy azorada. Me acompaña hasta la puerta del jardín.
      Salgo al camino. No puedo quitarme la imagen de Micaela de mi mente y a los pocos pasos me vuelvo para mirarla. Levanto la mano para saludarla antes de partir, pero  al hacerlo, ante mí sólo  se extiende la inmensa llanura iluminada por el sol quemante de la tarde.








Caracas,15 de noviembre de 2012

IMAGENES: WEB

Cuento publicado en http://www.uncuentoentreamigos.blogspot.com