domingo, 5 de agosto de 2018

LAS ANDANZAS DEL RECLUTA TORIBIO CUEVANEGRA



GUAYASAMIN (WEB)


     La escasez desplegaba su manto de miseria por todo el país. La prensa comentaba que algunos niños desnutridos habían tendido sus redes a los flamingos para atraparlos y alimentarse con su carne roja, pues la blanca no existía ya en el pueblo. La cacería y la pesca de ciertos animales como las garzas, las tortugas y otros representantes de la fauna que habitaban los parques nacionales, estaban prohibidas, pues iban en contra de la preservación de las especies animales. Sin embargo, el hambre es muy tozuda y los niños no entienden ni de leyes ni de prohibiciones, cuando el estómago rasguña.
     Mientras esto ocurría, el Poderoso, primera autoridad del país, veía con pasmosa indiferencia todo lo concerniente con el hambre, el desempleo e importándole un rábano la calidad de vida de sus pobres desgobernados. Para él y su séquito gubernamental la situación era otra. Regalaban al paladar con exquisiteces propias de los caprichos gastronómicos de los sultanes del Norte de Africa. Una vez incluso las cosas llegaron a tal extremo,  que durante una de las muchas visitas que le hizo otro mandamás de un país vecino, quiso halagarlo - luego de investigar sus gustos gastronómicos- y ordenó a su chef personal que elaborara el plato favorito de su invitado: ¡Uno de los galápagos que estaba en vías de extinción! Cuando el cocinero quiso advertirlo de su error, el Poderoso vociferó:
     - ¡Es una orden, carajo. Cocínele la tortuga, aunque sea tiempo de veda!
     En cuanto al vestir y el vivir, el lujo siempre era el invitado especial de la cúpula gubernamental. Joyas, viajes y autos estaban a la orden del día y de la noche del Poderoso, sus ad láteres y familias. Mientras tanto, el pueblo padecía hambre por la gran escasez de insumos básicos. Cuando llovía las casas y los puentes se caían; la electricidad fallaba y los artefactos eléctricos se dañaban. Llegaban a su fin tuberías descuidadas. Reinaba el caos, pues.

    Una tarde se encontraban reunidos cuatro amigos sentados a la mesa, en una taguara que llevaba el ostentoso nombre de "LA PROSPERIDAD". Ellos, como el resto de la población lucían desnutridos, pero no renunciaban al gusto de  tomar una cervecita bien fría, cuando la ocasión se presentaba. Entre ellos se llevaba a cabo la siguiente conversación relacionada con la preocupación del día: el desempleo.
     Se devanaban los sesos buscando la manera de ser productivos y nada. Habían tocado muchas puertas sin éxito: la mayor parte de las fábricas había cerrado sus puertas y las que sobrevivían, habían reducido su plantilla. Y ni hablar de las empresas del gobierno. Allí se les exigía pensar como el Poderoso en aras de colaborar con el desarrollo del país.
Eso conversaban, cuando Remigio Garzas, el más viejo del grupo ordenó al dueño de la taguara:
     -¡Tráenos otra ronda, José del Carmen, vale!
     -¿ Y con qué van a pagarla, se puede saber?- Preguntó el dueño del local, cansado de fiarles el consumo que ya llevaba varios meses de atraso.
     -¡Ay, Jacinto, no nos vengas con bolserías ahora, vale. Más pronto que tarde, como dicen ahora los políticos, volveremos a ponernos al día contigo. No te vas a arrepentir, pues te pondremos a valer el negocio. Hoy por mí, mañana por tí, hermano.- Explicó, tratando de ser convincente, Toribio Cuevanegra.
     Entonces el hombre colocó de mala gana las botellas sobre la mesa.
     - ¡Sin exigencias, carajo, que se acaba de ir la luz!
   Cuando  los compañeros de infortunio volvieron al tema laboral, Remigio Garzas, recordó repentinamente algo que había leído en la prensa y se lo comunicó a sus compañeros.
     - Pero ¿Es que no saben? Tres pares de ojos interrogantes se clavaron en los suyos. Entonces, contento por dar la buena nueva, acompañó su discurso con una manotazo sobre la mesa.
     -¡Leí en el periódico esta mañana que están solicitando reservistas en el Ejército Nacional! ¿Por qué no van a la Reserva?
      -¿Reservistas? No, vale, ya yo hice mi servicio militar a los 18 años,- dijo Aquiles Aprieto. -Ahora tengo 58- comentó celebrando con una carcajada la ocurrencia de su compadre.
     - ¿Y sabes también cuántos años tengo yo, Remigio?- Preguntó a su vez Salterio Rojas- En enero del año que viene cumplo 60. ¿Entonces, dime, carajo cómo voy a enrolarme en el Ejército?
     -Y yo 47...- comentó Toribio Cuevanegra en voz baja, tocándose la rodilla adolorida por el reumatismo que no lo dejaba en paz.
     Remigio Garza, quizás por ser el de más experiencia, apuntó  que no había que desesperarse, y los alentó una vez más a tocar la puerta del cuartel.
    Los amigos discutieron hasta que cayó la noche, llegando a la conclusión de que no había peor diligencia que la que no se hacía, y no dejando de pasar la oportunidad, al día siguiente se dirigieron al puesto militar a tratar de abrir, si no la puerta, al menos el postigo de la esperanza.
     La fila de reservistas era larga, torcida y heterogénea en edades y estaturas.
     - ¡Cuevanegras, Toribio! - llamó con voz de trueno el Comandante de la Comisión de Reclutas-. Cuando el soldado en ciernes se le acercó, midió con la mirada la triste figura del recluta y luego le entregó la ropa y el calzado de reglamento. Toribio observó que la talla que  le habían suministrado era muy grande, y así se lo hizo saber al superior.
     -¡Silencio! Ordenó el jefe- Amárrese bien los pantalones si le quedan flojos, y pase ahora mismo al Departamento Médico.
     Sin chistar Toribio siguió las  instrucciones impartidas. Esta vez su anatomía fue sometida a la revisión médica de rigor.
    Luego del examen realizado, el médico concluyó:
     - El cabo tiene reumatismo, pero no se preocupe que aquí, hermano, tenemos la solución para todos los males. Una buena dosis de dayamineral lo pondrá en forma, ya verá.- Y diciendo esto le entregó un frasco del polivitamínico al recluta, mientras escribía en un papel las indicaciones para el tratamiento. Toribio, agradecido, antes de retirarse se volvió hacia el médico y le preguntó el nombre.
     -Evaristo De la Isla, cabo. Para servirle aquí en el Departamento Médico de las Fuerzas del  Desa Rollo Armado.
     Luego, a cada uno de los soldados le fue asignada una tarea. La del cabo Cuevanegra consistía en trasladar y limpiar el armamento . Este trabajo cansaba aún más sus adoloridas extremidades, situación que se agravó con la llegada de las lluvias. Entonces, el recluta buscó alivio a sus males en el dayaminaral recetado por el médico del cuartel, pero a pesar de haber consumido ya varios frascos, el pobre hombre se sentía cada vez peor de la artritis.
     Una mañana muy temprano Toribio trasladaba una carga de armas y municiones a un galpón, en medio de un aguacero. Y sucedió, que mientras esto hacía, le dio un fuerte dolor en una de las piernas. A pesar del inmenso esfuerzo que hizo por sostenerse en pie, el recluta resbaló y cayó al suelo en medio de un estrepitoso ruido, pues junto con él lo hizo la carga y uno de los rifles se activó y fue a dar ¡Cosas del Destino! en el único sitio no blindado del Poderoso, quien justamente esa mañana pasaba revista a los nuevos reservistas del cuartel.
     Simultáneamente a la caída de Toribio y al disparo del arma, se activaron también los cuerpos de seguridad del Régimen, que no sabía qué estaba ocurriendo en aquel desastroso momento de confusión, pues estaban confiados en que la seguridad de Poderoso estaba garantizada. El Poderoso fue trasladado inmediatamente al Hospital Cuartelario, donde fue atendido por el equipo médico militar en el quirófano. Allí los equipos médico-quirúrgicos habían sido fabricados con el más noble de los metales sólo para el uso exclusivo del Poderoso y algunos de sus fieles acólitos.
      La angustia y la preocupación  por la salud del Poderoso invadió al tren gubernamental y a la Junta Médica formada por los más calificados especialistas nacionales y extranjeros, pero a pesar de agotar todos los esfuerzos científicos y tecnológicos utilizados, el Poderoso se marchó de este mundo, sin embargo, no como vino a él, desnudo, sino forrado en oro de l8 kilates.
     El timbre celestial sonaba sin cesar, mientras San Pedro se dirigía presuroso hacia el portón, tintineando nervioso su manojo de llaves.
     - Voy, voy. Ya le abro, un momento, por favor.
     Ese día el Santo no se daba abasto con el trabajo, a pesar de la ayuda suministrada por Dios: Angeles, Arcángeles y Querubines lo acompañaban en su trabajo diario. Finalmente, y a pesar de la fuerte conjutivitis que lo aquejaba, abrió el pesado portón celestial. Pero he aquí que al hacerlo, un destello más brillante que los rayos del sol hirió sus adoloridos ojos. Encandilado, alcanzó a ver la figura fornida de un hombre envuelto en una lujosa capa dorada. Detrás de él, estacionada en la Himmelstrasse -la calle del Cielo-, una inmensa nave de oro desprendía unas chispas que pretendían opacar al Astro Sol y las estrellas del firmamento. De ella  había desembarcado el extraño visitante. Entonces el santo portero horrorizado ante tal espectáculo, cerró el Portón Celestial. Pero he aquí que el hombre de la capa de oro continuó sonando el timbre, enloquecido en su afán de entrar en la Gloria. Y no dejaba de gritar:
     -¡Abrame la puerta de una vez por todas, San Pedro, pues vengo a hablar con Dios. Mi misión en la tierra no ha terminado; es muy importante y debo volver allá cuanto antes. El mundo entero espera por mí.
     Al fin el venerable anciano, exasperado por el arrogante comportamiento del  visitante, que por todos los medios trataba de quebrantar la paz celestial, abrió nuevamente la puerta para decirle:
     - ¡Criatura desconocida: tu inmenso irrespeto por las Alturas no te hace acreedor a irrumpir en La Gloria. Creo que te has equivocado de puerta. De la tierra me han llegado cantidad de almas que me han contado de tu mal trato e indiferencia con los seres que te rodean. Si te asomas por la puerta lateral del Cielo, verás la cantidad de inocentes que esperan por mí para darles el permiso para ver al Creador. Te repito, ésta y no otra es la puerta de los Justos. La puerta del Infierno queda en un ignoto lugar al que lo conducirá uno de nuestros Angeles. Allá lo recibirá gustoso Luzbel, en su salón V.I.P., llamado también, "LA QUINTA PAILA".
       Y una vez dichas estas palabras, el Santo cerró con llave la divina puerta del Reino de los Cielos.
    

 IMAGENES: WEB



Caracas, 2003/abril, 2004

    



viernes, 15 de junio de 2018

NEGRURA CARAQUEÑA (Haikús).





Viajan las nubes
y el sol se esconde.
Cae la lluvia.
---
Triste soledad.
Las aves se cansan.
Trinos lejanos.
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Muere la vida
sobre la tierra seca;
nace la nada.
---
Llantos del alma
y tristezas profundas
navegan  juntas.
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Muere la noche
y solloza el día.
Duelo. Negrura.
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Grita el cielo,
llora verdades.
El vil se ríe.
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Entra la brisa
y despierta la noche.
Duermen las voces.
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Veo fantasmas,
y seres etéreos
velan mi sueño.
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Suenan rugidos.
Se debilita el cuerpo.
Sueño eterno.
---
Dios nos recuerda.
La brisa acaricia
frentes enfermas.
---
Nacen las flores,
y los pájaros cantan.
Refulge el sol.


Caracas. Milagros Naranjo de Calcaño



Caracas, 14 de junio de 2018 

Imágenes: WEB


jueves, 10 de mayo de 2018

NUEVA TORTURA COMUNISTA, HERMANA DE LA HAMBRUNA: LA SED

 IMAGEN: RAYMA 
     A propósito de la terrible crisis del suministro de agua que Hidrocapital le ha impuesto a toda Venezuela, por la falta de mantenimiento de las bombas y equipos especializados para este fin,  vi esta mañana en RTP, el canal de televisión de Portugal, una noticia que me impactó por desconocida en mi país. Y es que el Gobierno de Portugal exhortaba a sus habitantes  a ser  más conscientes con la utilización del agua y no desperdiciarla, en aras de la protección del medio ambiente. Y recordé con inmensa tristeza, que a diferencia del país lusitano y de muchos del mundo, el régimen que rige los destinos de Venezuela hace todo lo contrario, porque la salud  de nuestro país y mucho menos la del venezolano le importa un comino. Durante veinte años se ha mostrado indolente con los problemas que enfrenta el país y, peor aún, de la crisis humanitaria provocada por su propio régimen dictatorial. Éste siempre actúa en forma irresponsable: exhorta a los venezolanos a sufrir estóicos la hambruna . Esta misma plaga hace que -según anuncia Aleteia con fecha de hoy 9 de mayo de 2018 en el artículo "El hambre obliga a desertar a 250.000 estudiantes"- la  inmensa deserción estudiantil  provocada por el hambre, exista en los últimos seis años. Y, por si no lo recuerdan, también el difunto mandatario incitó a su pueblo revolucionario a andar descalzos, desnudos, pues para la revolución estos no son sacrificios. La cúpula roja en Venezuela obliga a los venezolanos a hacer colas interminables para conseguir pan y productos básicos; a sufrir el calvario de buscar medicinas inexistentes. Y, por si fuera poco, también a estirar los más que devaluados bolívares para que la casi estanflación decretada por el propio régimen el 01 de mayo, les alcance con un aumento hecho de polvo, cenizas y muerte.


      A los integrantes de la cúpula roja les tiene sin cuidado el ambiente de Venezuela y el bienestar de su pueblo, a diferencia de los dirigentes de países civilizados. El único ambiente que cuidan los rojos es el suyo propio. Que no les falten, eso sí,  las grandes comilonas en las que abunden en sus mesas: esquisiteces y bebidas traídas de Aruba, Cuba, China, Irán, Irak, Rusia, y, aunque usted no lo crea, del propio Imperio y de otras partes del mundo. Que no les falten lujosos trajes, joyas y mucho menos las periódicas oportunidades de realizar viajes alrededor del orbe. 
     Y, por supuesto, que en estos momentos de terrible crisis nunca vista en Venezuela por la falta del agua, que ésta no les falte al régimen  y a sus adláteres, mientras el pueblo muere de sed. Y, por último, lo más espantoso de esta situación es que,  al tiempo que los jerarcas del régimen nadan en la abundancia de alimentos, medicinas y del vital líquido,  se estrena una nueva modalidad de tormento que contribuye al genocidio: la prolongadísima y cruel tortura comunista hermana de la hambruna: la sed.


Caracas, 9 de mayo de 2018
Imágenes: Web.




domingo, 29 de abril de 2018

EL HADA DE LOS BOSQUES DEL SEÑOR



Homenaje a nuestra madre, Dora Galindo de Paúl, en el undécimo aniversario de su partida.

Érase una niña linda
con cabellos de oro y sol,
ojos de miel muy pura
y labios de corazón.

Los pinceles celestiales
del gran Dios del Universo
quisieron pintarla toda
con flores y con cerezos.

Se hizo mujer un día
y de pronto transformó
su cuerpo de niña en hada
de los bosques del Señor.

Estudió Artes y Oficios:
canto, cocina y labor,
eran bellas sus costuras,
y muy rica su sazón.

Pero un día, uno de tantos,
la chica se enamoró,
cruzó aros con un joven
muy apuesto, hasta escritor.

Y celebrose la boda
en medio de la ilusión
de los emocionados novios
ante el altar del Creador.

Cuatro vástagos vinieron
para alegrarles la unión:
Norma, Alberto y Dorita,
y yo, que fui la mayor.

Pasó el tiempo, y ahora
la descendencia aumentó.
Hijos, nietos y bisnietos
la recuerdan con amor,

pues han pasado once años 
que se fue con el Señor
la chica de nuestra historia,
la madre, la abuela que hoy

vela por todos nosotros
allá en el Reino de Dios,
con maternal cariño, 
con ternura y con amor.




Caracas, 29 de abril de 2018.







lunes, 9 de abril de 2018

"MI SUEÑO DE ANOCHE". Por Deyanira Quiñonez.


     Ayer, cuando revisaba el Facebook, leí un escrito de mi buena amiga y vecina, Deyanira Quiñonez, que me gustó mucho. Su narración refleja lo que todos desearíamos poseer en Venezuela y no tenemos: abundancia y bienestar. Nuestra carencias se han recrudecido en estas fechas de Navidad y Año Nuevo. No hay ni alimentos ni medicinas. Y si por casualidad las encontramos, éstas se vuelven inaccesibles, pues la hiperinflación nos prohibe comprarlas.
      Como la narración onírica de Deyanira está relacionada con nuestros anhelos más inmediatos de la felicidad perdida, vale la pena que la lean otras personas.  Por esa razón solicité a la autora me enviara la crónica onírica" para publicársela en mi blog. A continuación anexo el texto citado: 

"Mi sueño de anoche.

Comparto con mis amigos y familiares mi sueño de anoche.
Mi amiga Gabriela Piñero, me llamó para irnos de viaje para Alemania. Me sorprendió y acepté, así fue como viajamos ella, su esposo Cesar Alberto Castellanos, y una amiga de ellos muy agradable... Llegamos a Frankfurt, la temperatura a 9º, me dieron un saco muy confortable. Lo primero que hicimos fue llegar a una hermosa plaza grandísima, de una forma circular, con algunos árboles, llena de gente. Yo me sentía con una felicidad inmensa. Era de día, allí todo brillaba, el ambiente era de disfrute de todas las personas por el inicio de un nuevo año! Se respiraba libertad, la gente paseaba con una serenidad y felicidad. De un lado habían unos kioscos que vendían algunas comidas, dulces, fuimos hasta allá los Venezolanos muy contentos! Cuándo llegamos a algunos kioscos, mi sorpresa es que nos reconocieron y empezaron a hablarnos en español, había café con leche...en mi pensamiento me dije Dios mío esto es un regalo, aquí hay café con leche cremoso...y en la vidriera del kiosco, muy bien organizado e impecable, tenían harina pan, como algo normal...Wow! esto es lo máximo...estamos en casa! y asi terminó ese sueño...Me desperté feliz y lo estoy compartiendo!"

1,75  €
1,00 €



Polar. Pilsen, Tercio 2,20 €


Taza para el rico café venezolano 15,00 €


IMAGENES: WEB

Caracas, 4 de enero de 2018