lunes, 18 de julio de 2022

LA NOCHE DE LOS FANTASMAS AZULES

 

 

 


            Hace muchos años en  una ciudad lejana ocurrió  un extraño suceso que  conmocionó a las   almas que recibieron invitación para asistir a una gran fiesta.  La tarjeta explicaba que el  ágape   se realizaría en un bosque de nubes con el fin de unir a las almas que  durante su vida hubieran estado casadas y desearan continuar estándolo.

“¿Cómo será  esto  posible?” se preguntaban incrédulos todos  los fantasmas en una reunión celebrada entre ellos para dilucidar tal enigma.”Supongo yo, -dijo Alquonum, un sabio viejecillo-, que, como cuando se celebran las bodas, los curas y sacerdotes de muchas religiones se las arreglaban y aún hoy lo hacen  para poner fin al romance de los novios con la célebre y conocida frase de unir en matrimonio a la pareja “hasta que la muerte los separe”, Dios, en su infinita Misericordia, desea unir  nuevamente a las almas que deseen  continuar  casados  en un Matrimonio Post Mortem”.

-Eso sería maravilloso – dijo una de las almas participantes, quien suspiraba ante la posibilidad de volver a ver su antiguo amor- sin embargo –añadió- creo que asistir al magno evento no es tarea  fácil- dijo señalando la nota al pie de la tarjeta, que rezaba como sigue: “Se ruega a los fantasmas asistentes a la Gala Amorosa, ir vestidos de azul fosforescente, debido a que sin este requisito no se les permitirá la entrada.”

-¿Y cómo hacer para lograr tal efecto en nuestras  túnicas translúcidas?- Preguntó otra almita penitente.

- Habrá que llamar a los físicos, a los  químicos o a los  magos para que nos ayuden- comentó uno de los fantasmas de juventud prolongada.

-¡Si existen tantos inconvenientes no vamos a poder ir al baile! argumentó un desilusionado y malhumorado espíritu.

Estas eran las  expresiones y las preguntas  que se escuchaban en todas las esquinas celestiales y también en la Tierra, donde otros fantasmas se encontraban cumpliendo pasantías con algunos enfermos para  poder graduarse de Angeles Protectores.

Entre ellos se encontraba una hermosa fantasmita llamada Qala, quien al enterarse de la noticia, revoloteó de un lado al otro tanta era la felicidad que embargó al enterarse de la magnífica  perspectiva de encontrar a Quonum, su amor eterno, en la fiesta que se anunciaba. Pero pronto su alegría se fue al traste cuando se dio cuenta que ella no podría asistir al ágape nupcial, pues cuidaba a un viejecito y no lo podía dejar solo. ¿Quién le dará su medicina y le tomará la tensión?” ¿Y entonces tampoco podré ver a  Quonum, Dios mío?” – Se preguntó angustiada. “Y, por otra parte –coreflexionó-, si hubiera podido asistir  ¿Cómo hubiera  adquirido el color azul, necesario para entrar a la fiesta? Todo se presentaba muy, muy difícil, suspiró acongojada. Sin embargo, ella no perdería la fe. Estaba segura de que habría alguna salida, sólo que no sabía cuál.

Por más que Qala se  planteó alternativas y posibilidades no pudo encontrar ninguna satisfactoria ni para ella, ni para su paciente. Así que  lloró con  mucho disimulo su pena por los rincones para que  el anciano no se percatara, pues no debía tampoco  preocuparlo. Sin embargo, a pesar del cuidado que la fantasmita puso en ello, a don Anselmo, muy sagaz, a quien  no se le escapaba un detalle, observó los enrojecidos  ojos de su gentil enfermera. Notó que  ya se le había  agotado el colirio celestial,  y que  por más que se echara  gotas de agua bendita en los lagrímales, ella  no lograba disimular su tristeza.

Entonces, ante tan dramática situación, el joven de otro tiempo decidió ayudarla, comunicándose de inmediato con  el Padre Eterno para expresarle su inquietud por Qala y ver qué podía hacer el Todopoderoso en su favor, pues el anciano notó que la pobre fantasma redobló sus cuidados para con él, sin importarle el enrojecimiento de sus ojos.

Y así, pasaron los días y las noches, hasta que llegó la noche de la Gran Fiesta.  Qala,, pensando en este acontecimiento, paseaba su inmensa  soledad por el jardín y daba ya por imposible su encuentro con  su enamorado Rodnum, cuando sintió un extraño ruido, algo así como  un  aleteo muy cerca de ella. Creyó que se trataba de algún pájaro que comía  frutas en la oscuridad del jardín, pero casi se enreda la túnica con las ramas, cuando  se encontró frente a frente  ¡al propio San Miguel Arcángel! Tenía un hermoso  traje azul ceñido a su musculoso cuerpo  y la capa roja  y  las alas húmedas de rocío. Llevaba una de las sandalias desatadas, por lo que dejó a un lado su espada y su balanza para arreglársela, mientras saludaba a Qala y le preguntó, al aparentar que desconocer el motivo de su aflicción:

-Qala,  amiga, Dios te bendiga. ¿Qué te pasa que te encuentras tan triste? Te veo muy pálida.  Me parece que descuidas tu salud y eso no está bien.

Entonces, la sorprendida chica-fantasma le contó sus penas. Le dijo cómo había conocido a Rodnum, cuando estudiaban juntos en la universidad; cómo se enamoraron y se casaron. Le explicó que habían preparado un lindo proyecto de vida juntos, pero que, por desgracia, éste  se ha había visto interrumpido cuando un triste  día para ella, Dios lo llamó a su lado con urgencia y él partió, promno sin antes prometerle a su querida esposa  que nunca la olvidaría. Le contó que mucho  tiempo después le tocó a ella acudir al Divino llamado y decidió ir entonces buscar a quien había sido su marido, pero era hora y momento en el  que todavía no lo había encontrado. Eso la preocupaba, pues estaba segura que él la buscaba también. Por esta razón, al enterarse de la Gala Nupcial a la que habían sido invitadas las almas que quisieran unirse de nuevo, era tan importante para ella. Deseaba asistir, pero su obligación se lo impedía.

- No puedo dejar a don Anselmo solito- continuó llorosa- y tampoco –si fuera el caso- no sabría cómo volver azul mi transparencia. Sabes bien, San Miguel, que ése es el  requisito necesario para asistir al baile – concluyó,  y se sonó la nariz.

El ángel la escuchó con mucha atención, mientras movía la cabeza, en señal de aprobación; luego, se acercó  hasta ella le y  dijo:

-               No te desanimes, Qala, puedes ir a la fiesta, si lo deseas. Por orden Divina los Angeles, Arcángeles y Querubines vinimos para suplirlos a ustedes, los aprendices de Angeles Protectores que deseen poderse seguir amando en la eternidad. Yo protegeré a don Anselmo y lo cuidaré en tu ausencia. En cuanto a la Fosforescencia Azul de tu túnica, no te preocupes. El Departamento de Suministros del Cielo nos dotó con billones de pomos  azules para rociarlos sobre las parejas de las almas que asistan al encuentro y, de esta forma puedan reconocerse y unirse en matrimonio para siempre en la Eternidad.

Y, mientras el anciano don Anselmo dormía tranquilo, roció a la feliz y resplandeciente Qala con la maravillosa fosforescencia azul para que fuera en busca de su amado Rodnum.

FinY, fue  así como Qala, envuelta en  celestes velos nupciales, entró a la  Fiesta del Gran Encuentro Amoroso y se unió  para Siempre a Rodnum, su marido, quien trajeado del mismo tono,  ya la esperaba en el altar. Dicen, quienes asistieron a  esa memorable noche de los fantasmas enamorados vestidos de azul, que las bodas fueron  celebradas,  justo el 14 de febrero, Día de San Valentín, en  uno de los Años del Señor.

 

©Myriam Paúl Galindo

Caracas, 2001-Revisado 2011 – Imagen. www.google.com

miércoles, 13 de julio de 2022

TU PRESENCIA

 

                                                                  Imagen: web

Vuela el Amor

hacia cielos nublados,

y los traspasa.


Lunas azules

retratan tu imagen 

en claras aguas.


Van los abrazos,

besos y bendiciones

hacia tu alma


querida, hermosa

y musical como tú,

flor de los tiempos.


Nota musical,

pentagrama de oro,

perlas y ónix.


Claves de Sol y Fa,

ritmos asincopados

y tricolores


llenan  los espacios

de jardines y lluvias

con tu presencia.



Caracas, 13 de julio de 2022







miércoles, 6 de julio de 2022

LA MODORRA

 


                Hace varios días, rezaba el rosario  por mi familia, Venezuela y  el Mundo, en el salón de mi casa, al Corazón de Jesús y a la Virgen, por esta desesperante Pandemia que padece la Humanidad. De pronto, vi una mariposa de color marrón claro con hermosos diseños amarillos en las alas, posada en la lámpara de pie. La dejé estar y agradecí su amable visita en esta soledad obligada por el encierro. Pensé que mi alada visitante me hacía compañía en estos duros momentos de la Cuarentena. 

     Días más tarde, la encontré de nuevo en el estudio, mientras me disponía a terminar de escribir la novela, después de mucho corregirla. El insecto estaba inmóvil y así permaneció un largo rato, por lo que pensé que estaba muerta. Pero un ligero movimiento de las antenas me demostró lo contrario. Entonces, como la mariposa dormía, le respeté el descanso. Volví a verla en la cocina, y me saludó con un ligero aleteo. Ese mismo día, mucho más tarde, cuando entré a preparar la cena, la encontré en el mismo sitio en el que la había hallado esa mañana. La saludé esta vez yo, pero no me respondió. Estaba inerte; creí, que dormía, como otras veces, pero no me respondió el saludo.

   Entonces observé a la hermosa durmiente y la soplé, pero  no reaccionó. Esperé un buen rato y al tocarla, tampoco se movió. Dormía, esta vez para siempre, me dije, al igual que la primera vez que la vi inmóvil. Pasaron las horas y en vista de tan dolorosa situación, decidí enterrar a mi huésped en el pote de una mata de flores rojas. Pero, antes murmuré con tristeza.

     - Descansa en paz, querida amiga. Gracias por haberme visitado.

   Pero al tomarla, el brusco aleteo de la mariposa me asustó, porque no la hacía ya en este plano. Abrió los ojos oblícuos, reaccionó con fuerza, desplegó las alas de preciosos arabescos amarillos y me suplicó:

    -Por favor, Myriam, déjame dormir. Vete a terminar la novela, que tanto trabajo te ha costado escribir, mientras yo escapo de la modorra de esta horrible Cuarentena.


Caracas, julio de 2020.



                                 Dibujo: MPG

IMAGEN: WEB.