domingo, 23 de diciembre de 2012

UN MISTERIOSO AGUJERO

                   
¡FELIZ NAVIDAD, AMIGOS MIOS!


MI NACIMIENTO EN CASA
(Cuento publicado en www.uncuentoentreamigos.blogspot.com)

         Un día Martina y sus hermanos se encontraban jugando con sus primos en el patio trasero de su casa. Luego, cansados  y sudorosos se sentaron a descansar un rato. Como ya se acercaba la navidad, la conversación giró en torno a lo que le habían solicitado al Niño Jesús o a Santa para Nochebuena.
         -Yo pedí una patineta –dijo Nicolás.
         - Y yo una caja de pinturas al óleo - expresó Emiliana, mientras se tomaba un refresco.
         -Yo un muñeco orinón- terció Mariela.
         - Pues yo les pedí al que pudiera, el Niño o Santa, una bicicleta –  agregó Eugenia.
Como Martina permaneciera callada escuchándolos, Mariela le preguntó extrañada:
- ¿Y tú todavía no le has escrito a Santa, prima?
- Claro que sí. Hace unos días mi papá se llevó nuestras cartas para enviarlas desde su oficina.
-¿Y qué te van a traer, se puede saber?
- Pues además de algunos cuentos y una muñeca, les dije que me trajeran unos patines rueda libre de acero. Tú sabes,  los winchester  de primera. Les dije que no importaba si no me podían traer todo, pero que, por favor,  no se olvidaran de mis patines con municiones- expresó esperanzada.
La chica soñaba con ellos, pues sólo tenía unos  winchester de segunda clase que  reducían la velocidad de sus carreras, durante las patinatas navideñas.
Ese día de la tertulia se hacían las hallacas en  la casa y el olor del guiso se esparcía por todas partes.  Y sucedió que, en uno de los  constantes viajes de la patinadora a la cocina para cogerse las pasitas, su madre tomándola por un brazo le dijo:
- Martina, muchacha, deja ya de comerte las pasitas que después van a hacer falta. Hazme  más bien un favor, en lugar de estar curucuteando en la cocina. Ve a mi cuarto, y en  la última gaveta del  armario busca un rollo de pabilo y me lo traes rápido, que ya se me está acabando y me falta todavía envolver los bollos.
Cuando la niña buscaba el pabilo en la gaveta, su mano tropezó con un paquete  envuelto en papel navideño. “Posiblemente sea uno de los aguinaldos que mami tiene que dar en sus fiestas benéficas”, pensó. Y ya se iba con el encargo, cuando su curiosidad la detuvo. Sacó el pesado paquete, lo palpó, trató  de adivinar su contenido y como no lo consiguió, le abrió con mucho cuidado un huequito al papel. Sus ojos se agrandaron al ver que por él salía una rueda de patín ¡con municiones! Feliz con el hallazgo, comenzó a girar la rueda una y otra vez, hasta que la voz de su madre la sobresaltó:
- Martina, apúrate y tráeme el pabilo que lo necesito ahora, no mañana.
- Sí, mami, ya voy, ya voy- contestó azorada y rápidamente volvió a guardar el atractivo envoltorio en el mismo lugar en el que lo había encontrado. Pero sucedió que cada vez que se presentaba la oportunidad, y cuidando que nadie la viera, la chica iba al armario de su madre, sacaba  el maravilloso paquete  para admirarlo y darle vueltas a la ruedita. Mientras ésta giraba y giraba, ella sentía una profunda envidiaba del destinatario. “Quizás se trate del hijo de una amiga de mi mamá o uno de sus tantos ahijados”, se dijo esta vez.
Pasaron los días y llegó la tan ansiada Nochebuena, y con ella, la cena navideña. Los niños, engalanados para la feliz ocasión recibieron junto a sus padres, a los familiares y amigos. Llegaron cargados de regalos que colocaron al pie del arbolito o el pesebre. Más tarde vino la parte más emocionante de la noche: se cantaron villancicos al Niño Jesús, celebrando su nacimiento, y se intercambiaron  los presentes. Luego, se sirvió la cena en la que las hallacas, el pernil, la ensalada de gallina y el  dulce de lechosa hicieron las delicias  de todos.
Los niños  corrían y jugaban, cuando de pronto escucharon emocionados que sus padres tocaban la diana  para anunciar la próxima visita celestial, tintineando las copas con los cubiertos.
- Hijos míos, se acerca la llegada de Santa, así que a la cama. Si él ve alguno de ustedes despierto, pasa de largo sin dejar sus regalos. Miren que esta vez él acompaña al Niño Jesús, así que tendrán más trabajo y mayor prisa debido a que tienen que visitar otros chicos. ¡A dormir, pues, que ya se acercan!
¿Por dónde van  ellos ahora, mami? – preguntó ansiosa Emiliana.
-  Si salieron esta mañana de Europa, según mis cálculos, esta tarde llegaron a Venezuela. Así que ya deben estar en Caracas-  dijo la madre mirando fijamente su reloj pulsera. Recuerden que los trineos son muy veloces. ¡Ultima llamada! ¡A la cama todos, niños!
Esta vez la prole obedeció rápidamente para evitar que los encontraran despiertos.
A la mañana siguiente, la algarabía infantil, despertando a los padres era total:
- ¡Vino el Niño!
- ¡Vino Santa!
Los más pequeños observaron emocionados los regalos al pie de la cama. Luego los tocaron para comprobar que, todavía, conservaban el frío de las nubes, además del aroma celestial. Por último se abalanzaron sobre ellos para romper las envolturas.
Martina no podía creer que le hubieran traído tantos obsequios. “Gracias, Santa. Gracias, Niño Jesús. Les prometo que el próximo año me portaré mejor”, pensaba mientras  abría los paquetes y organizaba frente a ella los cuentos, la muñeca y el juego de damas chinas. Entonces, muy entusiasmada, procedió a abrir el siguiente.
 Y sucedió que al hurgar entre el montón de regalos, extrajo uno envuelto en un papel navideño algo sucio, arrugado y con un misterioso agujero.


Myriam Paúl Galindo © Caracas, 1992, 2009.





sábado, 15 de diciembre de 2012

DORITA Y SU COPILOTO

¡¡LA DECISIÓN DE DORITA!!
     En mi familia, como en tantas otras, se tienen y quieren a los animalitos domésticos. Como yo no los tengo  en mi casa, me encanta verlos cuando voy a las de mis hermanas, Dorita  o Norma, y  sus mascotas me reciben moviendo la colita. Bruno Elías, por ejemplo, me sigue por todas partes, yace en mi regazo o a mis pies, y es tanto el apego  que nos tenemos, que mi hermana me ha dado al perrito por "ahijado". Y sin pila bautismal alguna han recibido nombres del calendario católico como José, Filippo Antonio, y como antes mencioné, Bruno Elías.
 Allí nunca han faltado tampoco  loros, pericos, morrocoyes,  y aunque parezca extraño, alguna que otra culebra. Sí, una vez una mapanare pequeña, tal vez atraída  por la hospitalidad de sus dueños, se enrolló -para pánico de todos en casa- en el farol del porche, sintiéndose como en su propia casa. 
     Algunos de los canes han dejado huella en la familia, incluyendo dos perritas de mi Mamá,  que ahora duermen su sueño eterno en un rincón del lindo jardín de la casa de Dorita. 
      Norma, mi otra hermana, tiene por su parte una perrita llamada Wendy, y siempre  me comenta que recibe la visita de muchos pajaritos que se meten por la puerta de la cocina a comer el plato de arroz servido por ella. El único día  que no van - ¡Cosa extraña! - es el domingo. ¿Será, porque al igual que los humanos, ellos también descansan?
      Y el amor que Dorita les tiene los animales domésticos, heredado por sus tres nietas, viene a colación en esta crónica, por lo que ella me contó que le había sucedido esta mañana y que creo vale la pena compartir.
       Como ella tenía cita con el dentista, se dirigió en su carro al consultorio que está situado al otro extremo de la ciudad, en El Marqués, por lo que tomó la Autopista del Este. Había iniciado ya su recorrido, cuando  ella sintió con extrañeza que no estaba sola, que alguien la observaba, pero sin prestarle mayor  atención de la debida a esta incómoda sensación, continuó manejando. Como ésta persistiera, dio un vistazo a su alrededor y se fijó que en el tablero de mando, en la cónsola, estaba cómodamente instalada una hermosa rana que  la miraba con fijeza. Mi hermana pensó que, con seguridad se había metido al carro -desde el jardín de su casa- al abrir la puerta.  o tal vez, al dejar la ventana abierta. En vista de que no podía sacarla, continuó guiando inquieta, en medio del terrible tráfico. Pensaba, mientras tanto en la manera cómo evitaría que la rana le saltara encima. De pronto, tal como había pensado, el batracio brincó, pero en sentido contrario, desde la cónsola hacia la guantera. 
¡QUIERO SALIR A PASEAR!
 Acto seguido  temió que la rana, que según ella misma afirma, quería ser su copiloto, llevada por la emoción del viaje esta vez olvidara su misión, y provocara un accidente. Dorita continuó su viaje bastante atemorizada, pero decidió impedir cualquier  otro “salto de rana”, tirándole encima, con gran cuidado para no hacerle daño, una pasmina que llevaba con ella. Efectivamente el chal cubrió al animalito por un momento, pero al rato, la rana asomó la nariz preguntándose quizás, por qué la arropaban si no hacía frío. Mi asustada hermana tomó de nuevo la tela por una punta y la tiró para volver a tapar al batracio.  
¡Y YO QUE DESEABA SER COPILOTO DE IDA Y VUELTA!
Esta vez transcurrió un lapso mayor, sin embargo aún quedaba un buen trecho de autopista, así que el peligro persistía. Por esta razón, Dorita decidió aparcar en el hombrillo, haciendo malabarismos en el tráfico mañanero, y con muchísimo cuidado,  justo cuando vio a un jardinero que  limpiaba el monte de una cuneta. Una vez allí le explicó la situación y le solicitó que sacara a la rana. El hombre entonces utilizó su gorra para recogerla y dejarla entre las matas de la autopista.
     En cuanto Dorita solucionó el problema,  suspiró aliviada de haber podido evitar un accidente y se contentó de que la ranita encontrara un lugar amable donde vivir. Pero cuando me contó lo historia me confesó, muy apesadumbrada, que se sintió muy mal por haber  tenido que abandonar  a uno de los animalitos domésticos de su  propio jardín en un lugar tan lejano a su hogar en Santa Mónica. 

-¡Pobre rana, - repitió muy triste- ahora tan lejos de su casa,  donde hubiera podido continuar siendo  tan feliz!



¡ NO IMPORTA, YA VERE LA MANERA DE VOLVER A CASA!


Caracas, 7 de diciembre de 2012




BRUNO ELIAS Y YO















viernes, 30 de noviembre de 2012

HAIKUS PARA MI PADRE EN DIAS TRISTES




A MI PADRE, LUIS ALBERTO PAUL, EN EL CUARTO  ANIVERSARIO DE SU PARTIDA.

Hace ya cuatro

años de tu partida,
padre querido.

Sí. Te dormiste

una tarde, a las tres,
como los justos:

En la paz de Dios.

Dejaste una vida
llena de siembras

y de cosechas.
Disfrutaste sus frutos 
en lucha siempre


con los reveses

que ofrece el mundo 
al venir a él.

Fue tu juventud,

y tu madurez plena,
hasta el final,

vivo ejemplo

a las generaciones
que te seguimos.

Tus hijos y tus

libros son la herencia
que tú y mi madre,

dejaron a sus

nietos, a los bisnietos,
a Venezuela.

¡Que Dios te guarde!
Padre, desde los Cielos,
guíanos siempre.


Agunos de los libros  y publicaciones escritos por mi padre, Luis Alberto Paúl

 













 








Caracas, 22 de   noviembre de 2012

sábado, 10 de noviembre de 2012

HAIKUS DE RECUERDOS DE NOCHES INVERNALES




ABRAZO DEL AMOR (WEB)


¡Cuánto añoro
tus abrazos, mi amor!
Los del invierno.

De noches quietas
acalladas por copos
de algodón.

Me enlazaban
tus brazos la espalda
y la cintura.

Y me besabas
los hombros con suavidad
de seda y calor,

esas noches de
nieve y frío junto
a la hoguera.

Con el recuerdo
hoy los revivo, amor,
y te presiento.

Vuelvo mi rostro
¡Ay! hacia el tuyo
y nos besamos.

Transitan siglos
de minutos eternos
sin darnos cuenta.

Presa mi boca
entre tus labios tibios.
Mil travesuras

ambos se hacen
mientras juegan al amor,
a sus desmayos.


Caracas, 8 de noviembre de 2012

jueves, 1 de noviembre de 2012

EL CINEASTA DE ALTOS DE CHAVON


ANFITEATRO DE ALTOS DE CHAVON,  LA ROMANA, REPUBLICA DOMINICANA

     Hace algunos años decidí tomarme unas vacaciones en la República Dominicana.  Recuerdo que fue un viaje muy largo  y agotador. Transcurrieron más de nueve horas desde que salí del Aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía- más de lo que dura un vuelo a Madrid- hasta que llegué a Santo Domingo. Primero hicimos escala en el Aeropuerto José Martí de La Habana. Allí permanecimos dos horas a bordo del avión, pues no se nos permitió desembarcar en tierra cubana. Después de aguantar un calor insoportable, porque no había aire acondicionado dentro de la nave, se reinició el vuelo hacia  la República Dominicana, llegando al Aeropuerto   de Las Américas a las 3:00 p.m. Cuando abordamos el autobús que nos llevaría al hotel tuvimos que  aguardar dos horas más dentro del vehículo para esperar a varios pasajeros de un vuelo proveniente de Puerto Rico, pues ellos, al igual que nosotros, se hospedarían en el Hotel Decameron en Juan Dolio, La Romana, a cien kilómetros de Santo Domingo. Confieso que ya yo  estaba  de mal humor por el agotamiento. Pero, bueno, al fin llegaron los viajeros y nos dirigimos a nuestro ansiado destino. Yo no podía creer que, por fin pudiera darme un baño y descansar de una jornada que se me había hecho larguísima. Luego, cuando bajé a cenar, di un paseo por las cabañas rodeadas de jardines y la piscina  del Hotel Decameron, junto a  las playas de Juan Dolio. 
          Esa noche, en el comedor, tuve oportunidad de conocer al grupo de puertorriqueños que habíamos esperado esa tarde a bordo del bus en el aeropuerto. Según les escuché decir durante la cena,  habían ido a filmar algunos escenarios para una película. 
     A la mañana siguiente me encontré  con ellos en el Lobby del hotel, pues esperábamos al chofer que nos llevaría a La Romana y al Museo Arqueológico Regional Altos de Chavón.  Mis compañeros de viaje iban equipados con  trípodes y cámaras de filmación,  y no dejaban de probarlas constantemente mientras esperábamos al guía.  Cuando éste hizo su aparición, abordamos  el autobús hacia nuestro destino. Los puertorriqueños resultaron ser muy amables, y como yo era la única  turista fuera del grupo familiar, me invitaron a unirme a ellos en la excursión para que observara la filmación que ellos iban a realizar.  
      Ya en los Altos de Chavón, una de las señoras comenzó a  filmar el anfiteatro y sus  alrededores. El lugar, de gradas de piedra, lucía  muy antiguo, pero había sido construido por un italiano en 1979 a petición de un dominicano para dárselo como regalo a su hija en su cumpleaños. En ese interesante sitio se encuentran además, una hermosa Iglesia y el Museo Arqueológico Regional.
     El director del equipo se llamaba Caesar Córdova, y me explicó que ellos en realidad estaban buscando escenarios para una película que ya se  había comenzado a filmar en Bulgaria, para enviárselas luego a los productores del film en ese país. Mientras caminábamos por el anfiteatro, él me narró el argumento  de la película, que era más o menos como sigue: 
DEBEMOS REALIZAR UN CONGRESO MUNDIAL DE VAMPIROS PARA PREVENIR LAS ENFERMEDADES CONTAGIOSAS

     Un grupo de vampiros en Bulgaria, estaba convocando a todos sus colegas a un gran  congreso mundial, pues una terrible amenaza se cernía sobre ellos. Su alimentación estaba en grave peligro  debido a que en la humanidad había aparecido una extraña enfermedad  muy contagiosa. Esta angustiosa situación ponía en gran riesgo el suministro de su alimento a base de sangre humana, debido a que  esta misteriosa enfermedad había afectado ya a millones de personas en el mundo. Para agravar las cosas se desconocía quiénes eran los portadores del  mal. Los vampiros sabían que ya los científicos  habían iniciado investigaciones sobre las causas de esa extraña epidemia, pero ellos también, por sí mismos, debían de tomar sus propias decisiones para tratar de contrarrestar el peligro que corrían sus vidas.  Por esa razón era tan importante y urgente celebrar ese congreso mundial.
El tema del film era original, no cabía la menor duda y de mucha actualidad. 
 CAESAR CORDOVA AL CENTRO; A LA IZQUIERDA
STEVEN BAURA  Y A LA DERECHA AL PACINO EN LA PELICULA "SCARFACE"
 
     Durante el rodaje de los exteriores en Altos de Chavón,  Caesar me contó además,  que él ya tenía experiencia en el cine, pues había trabajado al lado de Al Pacino en la película "Scarface" en el papel del cocinero  de un sitio de tacos. Me prometió mostrarme algunas fotografías de la cinta en la que había participado, cuando llegáramos al hotel.
      Luego de realizar varias tomas de los escenarios que, como mencioné antes, Caesar  Córdova enviaría al productor del  film de los vampiros en Bulgaria para su evaluación, nos fuimos a almorzar al restaurante de Altos de Chavón. Luego visitamos la iglesia y la tienda de artesanías del lugar. Más tarde regresamos a  nuestro hotel en Juan Dolio. Caesar me invitó a cenar esa misma noche para llevarme las fotografías de su actuación en "Scarface".
        Durante la cena me habló del rodaje de la película, y me contó algunas anécdotas divertidas. Me regaló varias fotografías autografiadas  - dos de las cuales incluyo en esta crónica- y una nota de prensa de "Universal News" de fecha 28 de octubre de 1983, donde se hace referencia a la  participación suya como cocinero en el elenco de "SCARFACE".
CAESAR CORDOVA EN SU ROL DE COCINERO
EN "SCARFACE".
     Al final de las vacaciones cada uno regresó a su lugar de origen y no volvimos  a  saber más unos de los otros. En aquellos tiempos no  no se facilitaban las comunicaciones a través de Internet, como hoy en día con las redes sociales. Pasaron los años, y fue sólo ahora, cuando al revisar mis archivos, vi las fotos de esas lindas vacaciones, y se me ocurrió escribir esta crónica para para incluirla en mi blog junto con algunas de las fotos que me regaló Caesar Córdova en Juan Dolio. 
     
     Confieso que la curiosidad por saber qué había sido de él me llevó a investigar  en Google. Encontré  su  Curriculum Vitae - las películas y programas de televisión en los que ha actuado- en la Fundación Nacional para la Cultura Popular, presumo que de Puerto Rico, de fecha 17 de julio de 2006. Lo busqué también en Facebook, pero allí sólo hallé algunos homónimos suyos.
     Me gustaría  mucho que si alguien llegara a leer estas crónicas y conociera a Caesar Córdova de Santurce, Puerto Rico me lo comentara para contactarlo. Me encantaría saber cómo se encuentra y también que me contara si llegó a filmarse la película del congreso de los preocupados vampiros por el VIH, en Altos de Chavón  o cualquier otra parte del mundo.

     Desde Caracas, van mis  saludos agradecidos al cineasta Caesar Córdova y a su familia, por aquel grato día de filmación de febrero de 1991 en los Altos de Chavón  La Romana, de la República Dominicana .

IMAGENES DE ALTOS DE CHAVON Y DE LOS VAMPIROS: WEB.
Caracas, noviembre de 2012



    








lunes, 29 de octubre de 2012

HAIKUS DE NANAS EN NOCHE ESTRELLADA






NOCHE ESTRELLADA.  ANDREA BRUNOTTI. (CUENTOS-POE)
  
                                                    Viene la noche.
                                                 Huele a clorofila
                                                    y a llovizna.

                                                    Y a la cena
                                             familiar. Mesa puesta.
                                                   Sopa, pan, leche.

                                                   Más tarde sueños
                                             en cama blanda, tibia,
                                                   para descansar.

                                                  ¿Comerán todos?
                                             Pregunta la angustia
                                                    a mi corazón.

                                                   ¡Oh! ¿Descansarán
                                             los pobres sobre lechos
                                                   tibios y suaves?

                                                    Se compensará
                                                 si a su lado tienen
                                                    quien los arrulle

                                                    Nada posée
                                             quien come bien y duerme
                                                   entre las sedas

                                                    Y no escucha
                                              al amor cantar nanas
                                                    antes de dormir.

                                                   La respuesta de
                                                mi corazón aquieta
                                                    a la angustia.

                                                   Cae la noche,
                                               y perfuman jazmines
                                                 profundos sueños.

                                                   Canta el amor
                                               nanas bajo la luz de
                                                   mil estrellitas.

                                                  Y la luz de la
                                               luna le acompaña
                                                  su melodía.


                                                 Se va la noche,
                                               huele a clorofila.
                                                 Ya no llovizna.

















Caracas, 29 de octubre de 2012
IMAGENES: WEB


domingo, 21 de octubre de 2012

EL MISTERIOSO DESCENSO DE LA MONTAÑA CELESTIAL







     El  almuerzo para festejar el cumpleaños de la abuela Angélica se había  pautado  para ese sábado 10 de mayo de hace diez años en un restaurante cerca de la Montaña Celestial, en el valle del mismo nombre. Las invitaciones  habían sido enviadas a  las tres generaciones que  sucedían a Mamá Angélica,  y que eran muchísimas personas, puesto que  su marido y ella se habían encargado de contribuir con la Patria, regalándole catorce hijos.

     Muy entusiasmada, pues,  con la invitación, tomé mi carrito en dirección al restaurante, y al llegar me acerqué a la abuela Angélica  para felicitarla y hacerle entrega de una blusa rosada de lana que hacía juego con su tez.
        Saludé a los demás presentes y me uní al grupo. Hubo brindis, risas y alegría en medio del delicioso almuerzo acompañado de vino de la temporada. Luego no faltó, por supuesto, la inmensa torta con la velita alegórica al número noventa del cumpleaños de la abuela. Más tarde ella y muchos  de los asistentes se retiraron y se quedó, conversando, un grupo entre el que me encontraba yo. Entonces, uno de los presentes en la sobremesa propuso un paseo por el bosque y  por la montaña. Entusiasmada aprobé la idea y todos decidimos pernoctar a la vuelta en el Hotel Aledaño para regresar a la ciudad al día siguiente.
     A medida que subíamos el paisaje se volvía casi mágico, y todos disfrutábamos del ascenso, pero de pronto comencé a sentirme mal. No le presté mayor atención y seguí caminando hasta que las piernas comenzaron a flaquearme y la cabeza a darme vueltas. Cada vez más me iba quedando detrás del grupo a pesar de que hacía todo lo posible por seguirlo. Quise gritar, pero mi voz se burló de mí. Entonces  me fui quedando sola y observé con inmensa tristeza cómo la gente se perdía en el zigzag de la montaña sin darse cuenta de mi ausencia. Ahora casi no podía moverme. Quise lanzarle algunas piedras para que ellos se percataran de mi presencia, pero fue en vano. La soledad y el viento eran mis únicos compañeros.  Quise seguir ascendiendo, buscando un altiplano donde descansar. Avancé un poco con mucha dificultad. Entonces alcancé a ver un largo camino que conducía a  una casa blanca entre la niebla, luego no supe más de mí.
          Me despertó la voz de una joven muy blanca que al mirarme  palpaba mi frente y  llamaba a alguien dentro de la casa.  De la morada salió un hombre  delgado que, acercándose me examinó y observó mis pupilas,  tomándome el pulso. Me alzó, y en brazos  me llevó al interior de la vivienda. Llamó mi atención el avión que se hallaba junto a la casa. Mi anfitrión me acostó sobre una cama y me dio una pastilla.  Luego me sumí en un profundo sueño. El y su mujer me cuidaron varios días, diciéndome que mi malestar se debía a la altura y que pronto estaría bien. Allí estuve varios días, y una mañana temprano el dueño de la casa, quien dijo llamarse Klaus y su mujer Eva, se presentaron en mi cuarto. Ella me traían un plato de sopa.
     -¿Se siente mejor, señorita...?- Me preguntó
    -Mi nombre es Adele, señor. Sí, gracias Dios y a ustedes,  estoy mucho mejor; pero debo volver al pueblo, sólo que no sé como hacerlo. Hay muchos riscos y temo perderme otra vez.
     -No se preocupe, hija, que yo la ayudaré a regresar.  Pero antes tiene que reponerse. Oportunamente sólo tiene que seguir mis instrucciones para el regreso. ¿Está dispuesta?- Una sonrisa pareció iluminarle un poco el rostro que  ahora afuera y a la luz de día  lucía más pálido.
     -Claro que sí, doctor…
     -Llámeme Klaus, por favor- dijo entregándome el alimento.- Ahora coma.- Así lo hice.  Luego bajamos unas escaleras de piedra que daban a un risco liso como yo no había visto en mi vida. Su interminable profundidad me produjo vértigo.
     -Usted va a bajar por aquí – me indicó- Justo por este lugar.
     - ¡No, Klaus, eso no lo puedo hacer, me mataría, es demasiado hondo!
     -No, querida, eso no sucederá si usted sigue al pie de la letra mis instrucciones- me dijo, tomándome por el brazo. Escuche con atención lo que voy a decirle.
     Asustada lo miré temblando, pero él continuó.
- Usted se va a lanzar desde aquí...
- ¿Al vacío? – pregunté angustiada.
-  Por favor, escúcheme bien y no me interrumpa, pues la información que le voy a dar es crucial. Usted se va a lanzar desde aquí – repitió mirándome fijamente a los ojos- pero antes de hacerlo va a respirar profundamente con el abdomen, como se hace en el Tai Chi o en el Yoga, es decir, almacenando el aire en los pulmones para luego expulsarlo lentamente por la boca.  Inmediatamente batirá los brazos como si fueran alas. Experimentará una inmensa ligereza pues obtendrá un total equilibrio. Cada vez que expulse el aire de los pulmones, repetirá lo operación una y otra vez hasta que llegue abajo, sin dejar de volar, porque eso es lo que usted hará, volar. Pero es indispensable que no interrumpa el proceso. ¿Entendido? Hágame ahora, por favor, las preguntas que desee, porque después no habrá tiempo, querida.
     -¿Seguro que me sentiré como un pájaro?
     -¡Por supuesto, no lo dude usted ni un momento, es muy importantes que se sienta así, de otra manera, caerá al vacío! Ahora, ensayará la respiración, tomándose el tiempo que sea necesario hasta dominar la técnica. Entonces me avisa, por favor.
     Encomendándome a Dios, ensayé  durante dos horas el proceso de vuelo hasta que pensé que estaba lista para dar el gran salto de mi vida y llamé  a Klaus para comunicárselo. Me examinó nuevamente como lo hizo cuando llegué y me dijo que lo haría dos días más tarde, cuando estuviera totalmente repuesta del mal de altura. Cuando le pregunté si ésta no me afectaría de nuevo, me respondió que eso no me volvería a suceder, pues él ya había tomado las precauciones del caso.
    
      Al terminar el lapso estipulado mis anfitriones me pidieron que los siguiera. Me colocaron en el saliente de un risco, y luego de abrazarme, me ordenaron respirar profundamente en la forma que se me había indicado, y que al contar él tres, cerrara los ojos y me lanzara. Apreté un segundo las manos de la pareja que me sostenían al borde del precipicio e hice lo que  ellos me solicitaron. En cuanto escuché el ¡TRES! me lancé pidiéndole a Dios Su ayuda infinita. Inmediatamente comencé a respirar batiendo los brazos, según lo indicado y  sentí un vacío en el estómago . Mi descenso de pronto se ralentizó y al hacerlo experimenté una deliciosa sensación de ligereza. A esto siguió una  fuerte emoción seguida por un gran alivio en la medida en que descendía de la montaña. El viento de la mañana refrescaba mi frente y se metía por mi nariz provocándome cosquillas. Mientras, yo continuaba batiendo las alas de mis brazos, una y otra vez  y zigzagueé a voluntad, hasta que aterricé a la orilla de un río. Allí permanecí no recuerdo cuánto tiempo, reponiéndome del increíble vuelo. De pronto, empezó a llegar mucha gente, entre ellos, mis familiares, los bomberos y la policía. Todos me miraban asombrados. Uno de los habitantes que me había visto “volar” desde la mitad misma de la montaña hasta mi aterrizaje junto al río, comentó que le pareció estar viendo visiones, pues yo no tenía parapente. No podía creer que yo hubiera bajado con tanta suavidad, como si lo hiciese un pájaro.
    
     Entre la multitud estaban la policía, los bomberos y miembros de mi familia, quienes se acercaron abrazándome y hablando sin cesar. Luego me llevaron al Hotel Aledaño para que me  repusiera del singular descenso. Al llegar, todos comentaban mi increíble proeza  de volar como un pájaro. El dueño del hotel, quien con el alboroto, salió de su oficina, me  pidió le contara lo que ya le había contado a todos, y  al escuchar mi narración exclamó incrédulo:
     -¡Eso es imposible, señorita,  eso es imposible! Tienen que haber sido otros los que la ayudaron, porque el doctor Klaus Hauser, el famoso espeleólogo y su mujer, Eva, fallecieron hace cincuenta años al estrellarse su pequeño avión  contra la Montaña Celestial, y ni de ellos ni del aparato que él mismo piloteaba, quedó el más mínimo rastro!

IMAGENES TOMADAS DE LA WEB.


Caracas, 20 de octubre de 2012