Esta tarde una guacharaca descansaba sobre una rama. Había volado por toda la ciudad y tenía hambre. Le gustaban mucho los coquitos de las palmeras y decidió almorzar. Cuando se estaba dando gusto con su banquete, empezó a escuchar un extraño ruido. Se había iniciado tímidamente, pero ya era ensordecedor. Como ignoraba su origen, y tampoco podía distinguir el sonido, aguzó el oído. A veces sonaba una campana, otras una corneta acompañadas de mucha percusión. Venía de todas partes, poniéndola nerviosa. En eso, llegó un pajarito al mismo restaurante palmero, atraído por el plato del día.
-Buenas tardes, amiga guacharaca, veo que disfruta muchos su comida -dijo el visitante arrimándose junto a su compañera, mientras observaba goloso la carga frutal.
- Hola, amigo pajarito, sí están muy ricos estos coquitos, compruébelo usted mismo - contestó el ave, haciéndole espacio en la rama para que disfrutara también del festín- pero los disfrutaría mucho más si supiera a qué se debe ese ruido que escucho ya desde hace bastante rato.
-¡Ah! pero es que usted no lo sabe?
Cuando la guacharaca le dijo que no y que, por favor, le explicara su origen, el pajarito le contó que eso era una protesta que la gente estaba haciendo y que para ello golpeaban cucharas, cucharones o cualquier otro instrumento culinario, contra las cacerolas, las ollas o sus tapas.
-¡Fíjese usted cómo se asoman por las ventanas de los edificios las personas con estos artefactos.
La guacharaca siguió el consejo del compañero y, en efecto, ella vio cómo golpeaban con fuerza, abollándolas en ocasiones.
De pronto llegó una asustadísima paloma, a refugiarse junto a ellos y les dijo que llevaba un mensaje a sus compañeras, pues estaba sucediendo algo inaudito: se estaba invistiendo como presidente del país de las Palmas Lindas, un candidato antes de tiempo. Asombrados el pajarito y la guacharaca le preguntaron el por qué. Siempre se investía como presidente de algo, hasta de una junta de condominio, quien hubiera ganado las elecciones por mayoría.
La paloma mensajera, pensativa les dijo:
- Pero, según parece, en este caso no es así. Ambos candidatos obtuvieron casi la misma cantidad de votos, pero las autoridades se apresuraron a proclamar al primero con serias dudas sobre su legitimidad. Es más, se asegura que estadísticamente le ganó el contrario y por esa razón éste ha solicitado al Ente Electoral la revisión de las cajas, a la que, después de mucho ha accedido este último,
- ¿Y cuándo fue eso? preguntó la guacharaca.
- Pues ayer mismo
- ¿Y cómo tan rápido? ¿Por qué no esperó el supuesto candidato ganador a la revisión de los resultados de las cajas, para investirse como Presidente de las Palmas Lindas, si efectivamente resultaba ganador? - indagó el pajarito.
-Precisamente eso se pregunta todo el mundo. Por eso los "cacerolazos" como forma de protesta del pueblo.
Tanto la guacharaca como su amigo pensaron que eso denotaba una gran injusticia y le dijeron a la paloma que ellos también querían unirse a la protesta general de las aves mensajeras y del pueblo.
Entonces ellas afinaron al máximo sus antenas y transmitieron inmediatamente un mensaje urgente a todas las aves vecinas.
Acto seguido grandes bandadas levantaron vuelo desde los cuatro puntos cardinales de la ciudad hasta convertirse en una gigantesca nube que cubrió el cielo. Luego, se dirigieron hacia el Palacio Presidencial. Entonces ocurrió algo inesperado:
¡Una gruesa lluvia gris y negra, moteada de verde, cayó sobre Presidente Investido y su comitiva, quienes en ese momento entraban al palacio a celebrar su triunfal evento!
Caracas, 19 de abril de 2013
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