Desolación,
tristeza y silencio
en la tarde gris.
Escucho el canto
de las aves cansadas
a su regreso
de valles solos,
de montañas tristes
y negras nubes.
Voces lejanas
que apaga la noche,
rompen la quietud
de los momentos
eternos y lánguidos
en Cuarentena.
Miro los montes.
Invoco a los Cielos
Socorro Divino.
Pido auxilio,
y pronta Esperanza
al Dios de la Gloria.
Caracas, 6 de agosto de 2020
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