Nos acompaña
tu dulce presencia
y tu gran amor.
Siempre nos guías
en los tristes momentos
de nuestra vida.
En un presente
oscuro como noche
¡Ay! sin estrellas
tú nos susurras
en sueños esperanzas
y alegrías
que compartimos
muchas veces contigo
en el pasado.
Y nos prometes
mañanas dichosos y
no tan lejanos.
Te recordamos
hoy, mañana y siempre,
tal como ayer,
cuando tus sabios,
acertados consejos
nos regalabas
para enfrentar
el futuro incierto
con valentía,
y no desmayar
cuando la adversidad
nos agrediera
para hacernos
caer en suelos duros
y pedregosos.
Y levantarnos,
limpiando las heridas
de la caída.
Nos guías hacia
futuros promisorios
en Venezuela.
Sin guerras necias,
donde florecen la Paz
y la Justicia.
Mil gracias, Madre,
por tu amor de siempre,
incondicional.
Los cuatro puntos
cardinales tu alma
jamás olvidan.
Caracas, 27 de abril de 2015
(Dorita, Alberto, Norma y Myriam)
Recuerdo a Doña Dora como una dama, elegante, sensibles y culta. Muy bonito y merecido tu recuerdo.
ResponderEliminarGracias, América, por tan lindo comentario sobre mi Mamá. Me acuerdo que fuiste a verla cuando estaba enferma y conversaste un rato con ella. Siempre te estaré agradecida por tu detalle.
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