Aves del monte,
visitantes diurnos.
Mis comensales.
Fieles compañeros
cotidianos, musicales;
queridos intrusos
de la intimidad.
Sobrevuelan espacios
sin ser invitados,
A veces caminan
sobre las alfombras,
buscan el arroz
que de su vianda
arrojan , en feroz lucha,
por la saciedad.
Gratos compañeros,
bienvenidos siempre, pues
no hay soledad.
Foto: MPG
IMAGEN: WEB.
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